Crónicas de Música Latinoamericana

Juan Antonio Sánchez

Compositor y guitarrista chileno (1965). Ha editado los discos Local 47 (2001), Soyobré (2003), Tercer tiempo (2012), Viajes para guitarra (2012) y Purreira (2014). Ha publicado los libros Piezas esenciales para guitarra (2002) y Recorriendo el laberinto (2007). Ha compuesto numerosa música para guitarra y diversas agrupaciones de cámara, y ha integrado distintos grupos (Entrama, Sagare Trío) ligados a la fusión y la raíz folclórica latinoamericana. Obtuvo el premio Altazor el 2002 por su primer disco y el 2013 por la música incidental de la película Bahía azul. Es docente en Universidad de Chile.

Comentarios (32)

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    pedro engel

    |

    gracias por tan bellas palabras para nuestra alma y corazon , abrazo

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    Silvia Goren

    |

    Me maravilla este artículo , tierno, emotivo, estremecedor en cierta forma, felicito a quien lo escribió y agradezco a quien lo compartio

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    katherine

    |

    feliz de leer una historia tan intima y tan profunda feliz de aprender de recolectar el sentimiento de esa primera impresión de la muerte,del camino recorrido de ese camino que cuenta tus pasos.Que el universo te envuelva de infinito amor !!

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    Ximena

    |

    Gracias por compartir tu potente historia de vida Juan, con una madre y parientes talentosos cada uno en sus temas. Y cuéntales a tus hijos todo el rato sobre tu madre sin lamentar… todo lo contrario con alegría…..que Aleja está disfrutando desde donde se encuentra. Un abrazo.

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    Manena

    |

    conoci solo un par de veces a Alejandra pero mas a Roberto Espina, encontre lindisimo, muy emocionante y de una sensibilad muy perceptiva y delicada las memorias de tu madre. Yo perdi mi madre de niña y siempre tuve y sigo teniendo una nostalgia melancolica de no haber compartido con ella mi vida…

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    Manuela

    |

    Chicorita: gracias por saber de ti y recordar a mi adorada Aleja Muy cierto lo que dices de las nuevas amigas. Así fue ,sus amigas de la astrología fueron importantes en su entierro y en su final, pero todos teníamos con ella complicidades cargadas de risa casi insoportable Un gran abrazo y gracias también por las fotos

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    Sergio Bravo

    |

    ¡Qué reflexión más lúcida, emocionante y conmovedora! Es una historia tan bien contada, tan transparente y fina que sentí que había vivido y que era testigo de la vida breve y plena de Aleja y de su intensa relación con este hijo a quien no conozco pero que tras su relato pareciera ser un conocido de toda la vida.
    Gracias por el fuego de una emoción inolvidable.

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    Gonzalo Pérez Benavides

    |

    Chicoria querido
    Con qué luminosa profundidad y prístino amor nos traes a Aleja! Es como estar con ella, su asombrosa risa, la sorpresa constante de su energía chisporroteante y creativa, el desafío revolucionario de su mirada cómplice… Tuve el honor de que ella me llamara maestro, porque le enseñé su primera astrología. En el primer Congreso Astrológico de Chile, el año pasado, la invoqué como nuestro ángel tutelar y el homenaje se elevó con la emoción pura de todos: quien podría no amarla.

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    Noelfa

    |

    Emocionante relato que te mete de lleno en la nostalgia de ese ser que llamamos madre. Leerlo y sentir el amor , la dulzura , la pena , la ausencia y a la vez la presencia de Aleja en la vida de su hijo me llevò a vivir mi propia historia , mi madre se fuè a los 28 años y la falta de ella la siento cada dìa. Gracias por compartir su bello escrito , sin conocerlo me empapè de sus sentimientos .

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    Cristina Aresti

    |

    Con qué emoción he leido tus palabras Chicorita !
    Qué difícil prescindir de la presencia física de una mujer tan excepcional como es nuestra adorada Alejita…
    Qué inmenso privilegio haber compartido momentos y vivencias con ella y poder escuchar todavía la frescura de su risa …como si fuera ayer porque a pesar de esos 25 años ella está más presente y viva que nunca en nuestros corazones.

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    Ana Ma Garcia de la huerta

    |

    gracias Chicoria ! Influenciada por Aleja, Adrianita de Malloco decidió enseñar y compartir su sabiduría. Ahí nos vimos , compartimos y aprendimos. Un abrazo grande para ti

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    Gabriela Rodríguez

    |

    Ah, Chicoria que te quiero!! Alcancé a ver a Aleja un par de veces y luego la vería un montón de veces más a través tuyo. Su muerte, la Adrianita y los Astros se cruzaron para hacernos familia: y ahí brilla Eva, tu hija, mi nieta, Bella Estrella!

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    Isidora Aldunate

    |

    Tuve el honor de compartir y sumergirme en ese mundo, en esa casa por momentos, por minutos…nunca olvidaré ese día, ese color, ese olor…que aunque no lo creas, también marcó mi vida..qué hermosa Aleja, qué hermosas palabras, que hermoso Tomás! qué hermoso Chicoria!

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    Carlos Poblete M

    |

    Bello relato, bello homenaje, bello recuerdo, cargado de nostalgias y lecciones. Gracias!!.. Ahora comprendo muchas cosas más de ti (hemos compartido momentos increíbles y enriquecedores para mi) y de tu música, que me encanta y con la que me identifico absolutamente. Después de leer esto, mi día cambió su rumbo…Inevitablemente mis reflexiones se estimularon avivando esas conmovedoras charlas íntimas con nuevas (o renovadas) inquietudes y misterios… Gracias otra vez!!

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    lucia vivanco

    |

    En verano hay muchas frutras, hora no hay pro ba er, cha, aleja. Ella nos conoce, sabe de nosotros, de nuestra historia de amigos cercano-lejanos, ella nos acompaña y de seguro ya conoció a mi papá, quien le ofreció un gin and tonic y con su facha y estilo de galán, le dijo de seguro “qué hace una chica como tu en un lugar como este”. Yo le di el teléfono de la aleja a mi papá, para que se ubiquen y se quieran con los distintísimos que pueden ser, le pedí que nos alumbren, junto a don Domingo Santa Cruz que también está allá en esa fiesta a la que nos uniremos pronto, ellos son nuestras estrellas amigo dorado y adorado, no importa que no nos veamos, tal como no los vemos a ellos, con los ojos, pero no me cabe duda de que organizarán el asado que nos espera. Y don Coso Ancarola… que tambien se fue a esos páramos… qué alivio y agrado sentirlos a nuestro ladito no? extrañarlos desde la materialidad, y sentirnos llenos de ellos en la espiritualidad. El Inti, la Eva, el Rai, la Florencia, las de la Francesca, el Ernesto con su risa de claxon, la Domi con sus turbulencias y el Salva con su vida ordenada, van por las calles abrigados en sus abrazos…. qué buen panorama amigo del alma. Te quiero irremediablemente, inevitablemente, indestructiblemente.

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    andrea phillips

    |

    Hola Chicoria, acabo de leer tus maravillosas palabras y con gran emoción vino a mi memoria como el año 1988 la Aleja cambio mi vida, joven y perdida llegue a su consulta en la calle la fuente, me aconsejo, me guío y nos reímos mucho de todo lo q en ese momento me angustiaba, estuve muy ligada a sus enseñanzas y las de Adriana de Malloco. Tenia el don de ver mas allá y me motivo a seguir el mio. Cuando murió se me cayo el mundo…años me costo entender el porqué de su temprana partida, quede huérfana espiritualmente.. Cuando Vi su foto en el quisco y su nombre Aleja seguí leyendo tu relato sabiendo q se trataba de ella. Que suerte que honor haberla conocido, que privilegio para ti haber nacido de ella.

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    Magdalena Dittborn

    |

    Siempre escuché hablar de ella. Gracias por contarme un poco más sobre ella.

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    Sergio

    |

    Gracias Chicoria por compartir tus sentimientos y tu historia sobre nuestra querida prima Aleja (la Lalanta) segun nuestra abuela Luz Pinto. No tuve el privilegio de conocer a la Aleja en profundidad, ella viajaba yo siempre aquí. Como modesto homenaje a su recuerdo, la menor de mis hijas se llama Alejandra Dittborn, como ella, para lo cual pedí respetuoso permiso a la tía Marita, tu abuela.
    Gracias nuevamente por permititirnos entrar en el mundo de la Aleja y del tuyo.
    Un abrazo.

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    Henano maldito

    |

    No creo me recuerdes chicoria, yo dormia contigo cuando la Aleja salia a pololear con el gigante en Valpo. Se mele endulzo la noche con tu relato y lo dejo hasta aqui para llorar un rato en paz. Abrazos

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      chicoria

      |

      Por supuesto que me acuerdo de tí!! De tus lentes, barba y bigotes. Después de su muerte apareciste nuevamente por Los Domínicos, no? Escríbeme a [email protected]
      Abrazo grande!

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    Verónica Pérez Pizarro

    |

    Querido Chicoria que sentimientos más conmovedores. Toda madre quisiera ser recordada y amada como lo plasmas aqui.
    Yo tengo muy presente su sonrisa, su carisma y sus amorosos y conectados abrazos. Ella si sabía entregar y entregarse !@!

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    Juana

    |

    Bella escritura. Emocionante. Bella tu madre Chicoria.
    Un abrazo

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    Mudra

    |

    Sólo hoy me encontré con este precioso relato sobre Aleja, nuestra amiga tan querida, tan amada por tantos de nosotros.
    Nos conocimos cuando ella integraba Los Saltamontes en el Depto. De Cultura de la Presidencia, años 70 a 73. Luego nos encontramos en el mundo chamanico..
    Tan evocador y cierto emocionalmente tu comentario que lo estoy compartiendo en mi página.
    Es un homenaje tan sentido y verdadero de la pluma de un artista Virgo… mil gracias, amigo, hijo de nuestra amiga, siempre presente…

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      Chicoria

      |

      Gracias Silvia! Gracias Mudra! El tiempo pasa y las emociones se ahondan… Un abrazo gigante

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    AnaMaria

    |

    Que profunda dimension de tiempo en ese rio lleno de confluencias que dibujan tus palabras como si tu mirada dejase atras todo velo aparente para seguir esas lineas azules imbricadas en el territorio de lo humano

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    Alejandro Venegas

    |

    ¡Buena, Chicorita! Toda esta historia me la mandó la Gaki desde Berlín, y las fotos me dejaron latiendo el hueco debajo del esternón. Nadie, o quizás solo tú, puede saber como la quise.
    El Jano

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    Teté Zúñiga

    |

    Mi queridísimo Chicoria: La vida me regaló buscarte y encontrarte hoy y en tus letra reencontrar a nuestra Aleja tan querida. Leerte me ha traído tantos recuerdos compartidos cuando vivimos todos juntos en Guadalajara. México en nuestra Casa Grande… Ahí esperamos juntos la llegada de mi hija Tania la Guerrillera (le pusieron a la hija de Teté yeye, de Teté yeye…) Te acuerdas de esa fantástica aventura de un año por allá entre 1977 y 1978? Tu madre me acompañó y me apoyó en mi embarazo y en aquél parto de luz! Pasaron tantos por ahí, pero permanecimos siempre el Roberto, la Aleja, el Chicoria, el Tomás, el Nano. En ratos la Milagros y el Rolando, en otros ratos el Peta, y el Lucio. Te acuerdas? Y esa maravillosa foto que publicaste con tu hermoso relato que es nada menos de ustedes tres en el ultimo patio de “la casa de la tres lunas” con nuestra perrita la Paleostita con la que Tania y el Tomás se abrazaban en el piso. El patio de los asados con los Sanampay, la Lupita Pineda, el Caito… Hay tanto que recordar de tu niñez en esa casa y en la casa de Santa Cecilia con los títeres, de las Peñas donde tocabas junto con el Aldo Acuña y los amigos. Por acá tengo algunas fotos. Ojalá algún día (mientras estemos acá) podamos sentarnos a recordar y reír amorosamente por lo vivido. Te quiero muchísimo y te recuerdo con un gran gran amor.

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    Cristóbal Santa Cruz

    |

    Chicoria grande! queridísimo! leo tardíamente tu emocionante crónica y los recuerdos inundan mi corazón y este espacio, retrotrayéndome a Viena, 1965 o 1966, cuando llegaste por primera vez de visita con la Aleja y Antonio, tú de 1 o 2 años, con el pelo rizado cual Principito (¿quién lo diría?)… Tu Aleja, nuestra Aleja era una maga, uno podía sentir su fuerza chamánica cuando hablaba, gesticulaba, abrazaba, en esos eternos juegos de palabras o esas carcajadas que retumbaban en toda la casa. Ella le habló de la muerte con dulzura a mi corazón de niño cuando se murió la Benita. Recordé ese momento el día de su propia partida y pensé que en su corta vida y largo camino ella se había hermanado totalmente con la vida. Chicoria, querido, y tú la prolongas: ella te insufló el humor, la chispa, la gracia y el valor de ser artista hasta las últimas consecuencias e inconsecuencias, ella te insufló el amor porque te amó con fuerza y ternura y ahora te sobra amor para dar y cantar! Abrazo inmenso!

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    MariaEugenia Meza

    |

    Conocer a tu madre siempre fue un milagro y un regalo. Le doy gracias a la vida por haber estado cerca de ella un rato, por su risa y su sonrisa, por sus consejos, por haberme dado la fecha del día más importante de mi vida: el día para que me hicieran la cesárea y naciera mi Catalina. Por haberme dicho siempre “tú sabes”, aunque aún no me lo creo. Gracias por tus palabras que me la traen de regreso.

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    Alejandra Dittborn

    |

    Mi nombre es Alejandra Dittborn, soy hija de Sergio, primo de la Aleja.
    Pasaron muchos años de mi vida en los que entendía que mi nombre venía de un familiar importante para mi papá, venía de un dibujo rápido e incierto de Eugenio, el cual le regala a mi mamá diciéndole que mi nombre sería “Alejandra”. Ahí mi mamá tenía solo semanas de embarazo sin saber nada al respecto.
    Hace unos años comencé a descubrir un mundo tan lejano para mi familia, el estudio del tarot, la carta astral, historia ancestral y rituales chamánicos llamaron mi atención, pero nunca logre encontrar de dónde venía mi interés por esto tan desconocido. Hace unos días descubrí que mi compartía nombre con una gran astrologa, una mujer que tenía una visión esotérica del mundo entero.
    Me encantaría poder contactarme contigo Juan Antonio. Ojalá de alguna manera te llegue el mensaje y podamos conversar.

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    Enano Maldito

    |

    Hola “chicoria”, de tu madre y el “gigante” decirte que siempre han estado en mi vida, y de ti que te recuerdo durmiendo conmigo allá por Cañete y Valparaíso en la “Operación Saltamontes” Un gran abrazo.

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    Sofía Downey

    |

    Gracias por contarnos más de ella, me enamoré de su historia!

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