Siguiendo con los festivales / Festival de Jazz de Las Condes
Por alguna razón, la cual seguramente está relacionada con el clima adecuado y/o las vacaciones de la mayoría de los santiaguinos, existe una hiperconcentración de actividades culturales entre los meses de noviembre y febrero. Dentro de ellas están los largamente esperados festivales de jazz, dentro de los cuales se han hecho un nombre el de San Bernardo, el Chile Europa (EU), y el de Providencia. La mayoría de éstos incluye a artistas nacionales y extranjeros, pero aún así cada uno parece tener una manera de desarrollarse que los define y los hace distintos de sus «pares». Esta vez fue el turno del Festival de Jazz de Las Condes, realizado los días viernes 23 y sábado 24 de enero, el cual se caracterizó en esta ocasión (a diferencia de versiones anteriores) por realizarse en la comodidad del Teatro Municipal de Las Condes. En total cinco bandas se subieron al escenario y, como ya es habitual en estos eventos, mostraron distintas caras del jazz.
El cuarteto Beekman tuvo a su cargo la apertura del Festival. Compuesto de los chilenos residentes en Nueva York Rodrigo Recabarren (batería) y Pablo Menares (contrabajo), el español Yago Vázquez (piano) y el estadounidense Kyle Nasser (saxofones soprano y tenor), el grupo trajo consigo su primer disco, Beekman Volumen 1. El trabajo mostrado constó de sutiles composiciones, con un sonido que tiende a la abstracción a través de un cierto gusto por la impredictibilidad rítmica en conexión con buenas melodías. Esperemos que no haya primer volumen sin segundo. El trío de Christian Gálvez (bajo eléctrico) sucedió a Beekman, y aprovechó de lanzar su disco grabado en vivo en el prestigioso local neoyorkino Blue Note. Sus acompañantes fueron Félix Lecaros (batería) y el mismo Pablo Menares. Es de notar, si al lector le extraña que haya un bajista eléctrico y un contrabajista en el mismo grupo, que la música de Gálvez suele tenerlo a él como solista, necesitando entonces otra línea de bajo que tome el rol de acompañamiento. El trío tuvo por invitado especial al guitarrista Jorge Díaz.
La segunda noche del Festival tuvo a tres grupos en escena. El primero fue el sexteto Seis a la Dixie, conjunto surgido en el Club de Jazz de Santiago y liderado por el trompetista Claudio Zamorano. Compuesta de trombón, trompeta, clarinete, contrabajo, guitarra y batería, la banda entretuvo al público con un repertorio de temas clásicos como When You’re Smiling y When the Saints Go Marching In. Le siguió el trío del pianista Felipe Riveros. Acompañado de Gonzalo Gómez (contrabajo) y Cristóbal Massis (batería), presentó en su mayoría temas originales. Éstos tienen por su ritmo un cierto sabor a rock, con énfasis en una curva dramática basada en el ambiente que generan sus acordes y aprovechando los solos para una mayor elaboración melódica. Finalmente vino el grupo del baterista Francisco Molina que tuvo por invitado al trompetista Cristián Cuturrufo. Junto a Edgardo Parraguez (piano), Juan Villarroel (contrabajo) y Agustín Moya (saxo tenor), presentaron temas propios de Molina quien declaró su intención de groovear (siendo el groove un término difícil de describir con pocas palabras, pero que podría entenderse en parte como qué tan «fluido» y agradable es el ritmo).
La principal ventaja de esta versión del Festival de Jazz de Las Condes en comparación a los otros eventos de la «temporada de festivales» fue que logró meter al jazz dentro de un buen espacio físico (aunque considerando lo agradable del lugar donde se desarrolla el Festival Internacional de Jazz de Providencia, podemos afirmar que no es el único). En este caso el escenario fue el Teatro Municipal de Las Condes, y el Festival se enfocó en presentar artistas chilenos. Varios de ellos se desarrollan o han llevado a cabo producciones en el extranjero, y ésta fue una buena oportunidad para mostrar un poco de su trabajo. Recomiendo en esta ocasión escuchar especialmente al grupo Beekman.El Guillatún