Libre como un pájaro
Joven afroamericana que creció imitando a Prince y soñando ser como él se convirtió en el año 1993 en una de las primeras artistas en ser fichadas por Maverick, entonces nuevo sello musical creado por Madonna. Y lo que prometía ser una carrera llena de luces y hits dentro de la black music se convertiría más tarde en una sólida carrera de culto, calidad, provocación y honestidad. Con ustedes, Meshell Ndegeocello.
Nacida como Michelle Lynn Johnson en Berlín a fines de los sesentas, donde se encontraba en servicio su padre —militar norteamericano—, creció y se formó artísticamente primero en Washington D.C. y ya en los primeros años noventas en New York. Su grandioso disco debut titulado Plantation Lullabies, explosiva mezcla de funk, soul y hiphop que también fue mi puerta de entrada a su música, no solo revela a una gran letrista y compositora, sino a una virtuosa bajista de elegante precisión y buen gusto. Su talento la llevaría no solo a ocupar portadas en revistas especializadas en el instrumento hasta el día de hoy, sino también a convertirse en una requerida músico de sesión, prestando servicios en grabaciones de The Rolling Stones, Madonna y Alanis Morissette, entre otros artistas.
Adoptó su nombre artístico de la lengua africana swahili, el cual significa «libre como un pájaro», y esa sería su máxima en el transcurrir de su carrera; Meshell nunca siguió el curso que se esperaba luego de su debut, y sucesivos cambios de sonido en cada disco y la ausencia de la búsqueda de hits radiales fueron moldeando una identidad propia e inquieta, una verdadera amante de la música y los músicos haciendo música, obviamente sobre el prestigio ya construido en sus primeros álbumes. Luego de un segundo disco (Peace Beyond Passion, 1996) muy similar al debut, el año 1999 editó Bitter, un álbum calmo, triste e intenso, escrito alrededor de un quiebre sentimental y que la acercó más a figuras femeninas como Joni Mitchell o Tracy Chapman, frecuentemente asociadas a la música folk. Prueba de ello son canciones como Fool of me o Sincerity. Pero como la historia es cíclica, nuestra artista reinventa una vez más su sonido negro en el magistral Cookie: The Anthropological Mixtape (2002), alguna vez calificado por cierta revista musical gringa como «el disco que Prince siempre quiso hacer», y una suerte de abanico donde caben todos los sonidos de la música afroamericana, desde el gospel hasta la guitarra de Jimi Hendrix; así como un igual de amplio universo letrístico: tópicos como el amor (Earth), sexo (Trust), racismo, esclavitud y derechos civiles (Dead Nigga Blvd. Pt 1), consumismo, religión, etc.
Confort Woman, editado el año 2003 y quizás mi favorito de su discografía, la encuentra explorando en el reggae y la música dub, influencias que recoge para elaborar una agradable y lisérgica experiencia basada en canciones de amor, no en vano tres títulos contienen esa palabra (Love Song #1). En los años posteriores de la década pasada Meshell Ndegeocello toma un nuevo desvío con la incorporación de sonidos más rockeros y agresivos a su amplía paleta estilística, llegando incluso a coquetear con el punk en «The Sloganeer: Paradise». Un giro que también la acerca a la música blanca y coincide —para mí gusto— con una etapa un tanto errática en la parte compositiva que fue registrada en los débiles discos The World Has Made Me The Man Of My Dreams (2007), y Devil’s Halo (2009).
No es casual que en 2012 editara el disco Pour Une Ame Souveraine, un homenaje personal a Nina Simone, en el cual contó con la participación de invitados de lujo como Sinead O’Connor o Cody ChesnuTT. El aura de la diva negra seguramente la inspiró para crear también su último disco de canciones originales (Weather, publicado un año antes), y ambos trabajos comparten un fino sonido que es moderno, austero y clásico a la vez. Meshell Ndegeocello a lo largo de su carrera tiene un gran historial como versionadora: composiciones de Jimi Hendrix, Bill Withers, Dolly Parton, Leonard Cohen y recientemente Nick Drake. Una artista para la cual el tema de los rankings musicales siempre le fue un tanto esquivo, pero que conoció la cima en 1994 precisamente gracias a un cover: la canción Wild Night, original de Van Morrison e interpretada a dúo con John Mellencamp.El Guillatún