El Guillatún

«Mi meta con la música es transmitir experiencias emocionantes y profundas para el alma»

Eckart Preu, director invitado de la Sinfónica de Chile

Esta es su tercera visita a Chile para dirigir a la Orquesta Sinfónica de Chile. Su regreso ha sido valorado por el público nacional, los críticos y los propios músicos porque Eckart Preu es un profesional altamente calificado y muy dedicado. Dos cualidades que cuando van unidas dan excelentes resultados.

Director musical de la Sinfónica de Spokane y de la Sinfónica de Stamford, en Estados Unidos, este joven músico alemán radicado en Estados Unidos debutó en Chile en diciembre de 2009 cuando fue invitado por el CEAC de la Universidad de Chile para dirigir La Creación de Franz Joseph Haydn, con motivo de la conmemoración de los 200 años de la muerte del compositor austriaco. La crítica nacional valoró «su gran conocimiento de los textos y enorme propiedad en los relatos musicales».

El año pasado mostró una faceta completamente diferente al hacerse cargo de un programa que incluyó memorables piezas que representaban la esencia de la música estadounidense como Un Americano en París de George Gershwin y West side Story de Leonard Bernstein.

Ahora el público podrá apreciar nuevamente su talento en dos conciertos de la Temporada 2013. En el primero (viernes 31 de mayo y sábado 1° de junio) dirigirá a la Orquesta Sinfónica, Coro Sinfónico, a la soprano Denis Torres y al barítono Esteban Sepúlveda en una nueva versión del Requiem de Gabriel Fauré, además del Concierto para arpa Máscaras del mexicano Arturo Márquez con el solista nacional Manuel Jiménez y la Sinfonía N° 2 del chileno Tomás Lefever.

El segundo programa (viernes 7 y sábado 8 de junio) es de tono romántico con el Concierto para violín de Johannes Brahms con el virtuoso solista ruso Sasha Rozhdestvensky junto a la Cuarta Sinfonía de Schumann.

Es música que lo motiva y lo anima. Define la Sinfonía N°2 de Lefever como una pieza colorida, a veces impredecible. «Hay una teatralidad en esta música, gestos muy físicos. Explorando estas dos expresiones humanas -discurso y gesto– se mantendrá viva su música», asegura Preu y destaca que en la música de Arturo Márquez se puede escuchar la influencia de México y Estados Unidos, los dos países donde el autor recibió su entrenamiento musical.

Sobre el concierto para violín de Brahms, el director destaca el importante rol que juega la orquesta en esta obra, pero advierte sobre la desafiante parte del violín que, en esta ocasión, será abordada por el violinista ruso Sasha Rozhdestvensky, un virtuoso de este instrumento que enfrentará el mismo reto que debió vivir el violinista húngaro Joseph Joachim para quien Brahms escribió la obra.

La Cuarta Sinfonía que Schumann dedicó a su esposa Clara, según Preu, es la típica forma romántica que representa la esencia del amor y la vida.

HUMANIZAR LA MÚSICA

-En una oportunidad dijo que para usted es importante humanizar la música. ¿Cómo se puede lograr este objetivo?
Para mí la música clásica es el logro humano más grande. Hasta ahora mucha gente parece no haberlo apreciado. Está considerada un lujo o muy intelectual. Para acercarla a la gente necesitamos humanizar la forma de presentarla. Las orquestas tienen que llegar a personas de todas las edades a través de la educación musical en las escuelas, universidades y conciertos, haciéndola más accesible, comunicar ideas musicales, historias, pasiones y el significado de la música. La exposición es anterior a la apreciación. Si la gente no tiene contacto con la música, no la aceptará como propia. Para crear las generaciones nuevas de amantes de la música tenemos que sembrar antes la semilla. Esto podría tomar algún tiempo en florecer, pero dará resultado. Solamente tenemos que plantar la semilla.

-Ud. se trasladó de Alemania del Este a Estados Unidos, donde ha hecho una brillante carrera. ¿Cómo fue el proceso de adaptación a esta nueva cultura?
El vivir en el extranjero y adaptarse a una nueva cultura es un proceso fascinante y prolongado. No sólo hay que adaptarse a la cultura, sino también a las personas. Si uno conoce a la gente de este nuevo país, es mucho más fácil entenderla y aceptar nuevas características de la cultura. ¿Qué tuve que aprender? A no buscar lo conocido, sino lo desconocido.

-¿Cómo recuerda su época en el Dresdner Kreuzchor donde ingresó a los 10 años de edad junto a su hermano hoy también director de orquesta? ¿Le habría gustado seguir una carrera como cantante?
Cantar en el coro de niños fue una de las experiencias más decisivas en mi vida. Aprendí a trabajar en equipo, a ser un líder, a ser un solista. Interpretar repertorio de canto Gregoriano del siglo XX abrió mi mente a todo tipo de repertorio. Haber tomado contacto tempranamente con la música y haber tenido una intensa educación musical, me guió hacia el camino profesional de la música. Más importante aún fue la influencia del canto en el entendimiento de los instrumentos: todo instrumento debería imitar la voz humana.

-Este año dirigirá nuevamente una obra de un compositor chileno. ¿Qué significa para usted descubrir y difundir nuevos repertorios?
Luego de haber interpretado una gran cantidad de repertorio standard, descubrí mi gusto por explorar nueva música. Hay una gran cantidad de música desconocida y olvidada a lo largo de los siglos. Parte de esta exploración es también el descubrimiento y cuidado de «su» música. ¿Qué representa la música de su país? Mucha identidad personal y del país se preserva en la música, razón por la que debería ser parte importante de la misión de cada orquesta. Si las orquestas chilenas no se preocupan de la música chilena, ¿quién lo hará? Entonces, tengo el privilegio de ayudar a la Orquesta Sinfónica de Chile en la misión de promover la música chilena.

-¿Cómo se debe desarrollar el talento musical de un niño o un joven? ¿Qué porcentaje de esfuerzo hay que agregar a un don o una aptitud natural?
La música debe ser parte de la educación. Es tanto emocional como intelectual. Enseña la autoexpresión y la disciplina. Trato de dirigir con el ejemplo. Mi pasión podría transmitirse a la siguiente generación. También mi disciplina. Siendo músico profesional, estoy consciente que esto es un trabajo duro. A muchas personas les gusta la música, pero lograr hacer una profesión de ella va más allá del impulso y el amor. Esto significa dejar gran parte de la niñez y juventud para estudiar por tu cuenta en una sala de ensayo. Mi padre invirtió tiempo cada día para estudiar conmigo. Comenzar estudiando 10 minutos por día. 10 minutos diarios hará la diferencia.

Viernes 31 de mayo y sábado 1 de junio, a las 19:40 horas en el Teatro Universidad de Chile.
Entradas desde $5.000 público general y desde $1.500 estudiantes, en boletería del teatro y a través de www.ticketek.cl
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