El Guillatún

La magia del ballet en Navidad

El ballet «Cascanueces» en Teatro Municipal de Santiago

El ballet «Cascanueces» en Teatro Municipal de Santiago. Foto: Felipe Zubieta

Estamos en época de fiestas y como ya es tradición en cartelera encontramos el clásico ballet navideño, Cascanueces. En esta oportunidad son dos las producciones que se están presentando, ambas con un gran atractivo y pensadas para recibir a toda la familia. Aquí me referiré a las del Teatro Municipal de Santiago y el Teatro Nescafé de las Artes.

Cuando hablamos de esta imperdible obra navideña es imposible no recordar la bellísima música que lo caracteriza, compuesta por Piotr I. Tchaikovsky, quien sin duda aporta su magia para que este ballet sea uno de los preferidos de todos los tiempos. Ver este espectáculo en el Teatro Municipal de Santiago con la Orquesta Filarmónica de Santiago —a cargo del director José Luis Domínguez— sin duda es una experiencia fantástica, que te lleva por cada lugar que Clara va visitando y permite transportarte desde la cena familiar del 24 de diciembre hasta el Reino de los confites.

El Ballet de Santiago sin duda tiene un rol protagónico, ya que son los encargados de dar vida a toda la historia; el encanto de este ballet no sería posible sin su impecable presentación. Esto se ve reflejado tanto en la expresividad de los bailarines, la gracia que proyectan que hace que se entretengan grandes y chicos, y la perfecta ejecución de los movimientos. La coreografía de Jaime Pinto es entretenida, atrayente al público y pensada para mantener la atención en cada instante, cuestión fundamental cuando se trata de una obra en la cual los niños son parte importante del público asistente. Sin duda alguna un trabajo muy bien logrado.

Rodrigo Guzmán recrea al mágico tío Drosselmeyer, quién con su misterio se transforma en un personaje fundamental en este ballet. No es introducido como un personaje oscuro, sino que se puede ver que es alguien que viene a traer la fantasía a la historia. Además de su buena actuación, el vestuario es muy adecuado para ayudar a transmitir esa idea.

El rol del Cascanueces lo interpretó en esta ocasión Gabriel Bucher, quien con su trabajo recreó perfectamente al príncipe que invita a Clara a los mundos mágicos que se describen en esta obra.

Romina Contreras protagoniza en esta ocasión a la Reina de la nieve. La joven bailarina demuestra una vez más que talento tiene de sobra y merece estar dentro de los roles protagónicos de las producciones del Municipal.

Camila Aranda ejecuta muy bien su rol como Reina de las flores, con ejecución limpia y fina, acompañada de sus caballeros realiza con armonía la coreografía asignada.

La última reina en aparecer es Lidia Olmos, quien personifica a la Reina de los confites. Con una presentación acabada, Lidia demuestra toda su calidad como primera bailarina.

Con respecto a la puesta en escena, el trabajo acabado de Pablo Núñez en escenografía y vestuario, y Ricardo Castro en iluminación, termina por cerrar una presentación maravillosa. Al comienzo de la obra, ya se puede notar que viene cargada de sorpresas, al levantar el velo de misterio con que Drosselmeyer presenta este ballet. El árbol de navidad presente en el primer acto ilumina la casa de los hermanos Clara y Fritz, con su gran tamaño y esplendor, crea el ambiente familiar perfecto. En el transcurso de la obra se pueden destacar detalles que ayudan a componer el cuadro completo. Como ejemplo de ello encontramos el bello caer de la nieve durante todo el tiempo en que están en ese reino, el efecto de luces que se genera con los cuerpos pintados que dan más luminosidad y brillo al cuerpo de los bailarines, las bellas tonalidades pasteles del vestuario y escenografía en el Reino de las flores y los confites.

Disfrutar del Cascanueces en el Teatro Municipal de Santiago es como estar viviendo una película, el encanto de este ballet se presencia en cada minuto y es muy fácil dejar llevar la imaginación y ser compañeros de Clara y Fritz en esta aventura.

En el Nescafé

La experiencia en el Teatro Nescafé de las Artes es única. Éste es el cuarto año consecutivo en que el ballet dirigido por Sara Nieto logra captar en el escenario toda la esencia de este clásico de navidad a través de la bella coreografía y un pulcro montaje. El elenco conformado principalmente por alumnos de su escuela y bailarines profesionales deslumbra en cada escena, y el público ha sabido apreciarlo ya que se ha posicionado dentro de los panoramas imperdibles de esta la navideña, llenando cada función desde su estreno.

El ballet en el Nescafé de las Artes es una experiencia mucho más familiar. El público está compuesto principalmente por niños de todas las edades a los cuales se les está llevando quizás al primer acercamiento con la danza. Es por esto que esta obra está recomendada para niños desde los tres años de edad, y en eso ha pensado la directora del ballet al realizar este montaje. El atractivo que tiene para los más pequeños de la familia es de gran valor, ya que logra captar su atención durante la hora y media de duración que tiene, más un intermedio de veinte minutos. La receta para poder lograr eso se da por diversos factores. En primer lugar, la presencia de niños y jóvenes arriba del escenario genera en quienes están en el público, un sentimiento de cercanía y compromiso con los bailarines y su danza. En ese sentido, la búsqueda es acercar al público a las artes escénicas, invitarlos a ser parte de la obra. En segundo lugar, se logra una dinámica muy simpática cuando el ballet logra captar la atención de los asistentes con acciones que sorprenden a la audiencia, por ejemplo la entrada por detrás de la sala de los pequeños ratoncitos al ir a la batalla con su Rey. Esos momentos generan una atracción respecto de lo que está ocurriendo arriba del escenario, sobre todo cuando los niños son los protagonistas en escena.

Ahora bien, con respecto a la escenografía puedo destacar la forma en la cual se logró adecuar al espacio reducido con que cuenta el teatro para la realización de esta obra, sin duda alguna estuvo muy bien logrado y se pudo sacar provecho de los espacios de tal forma que la historia se pudo desarrollar perfectamente. Con colores brillantes y luminosos el vestuario destaca lo mejor de cada uno de los personajes, la sincronía con lo que lo rodea crea un ambiente armónico para desarrollar la historia. Desde vestuarios clásicos de los años veinte con los cuales se desenvuelve la fiesta familiar, hasta los trajes de los artistas que bailan las danzas del mundo en el segundo acto. Quiero destacar los vestuarios del cuerpo de baile de las flores, quienes llevaban un traje vaporoso en colores anaranjados tornasol, que con el movimiento recreaban una flor abriéndose al amanecer, realmente muy delicado.

En el rol de Clara estuvo Bárbara Cabrera, quien con toda su gracia supo conquistar al público. El buen trabajo de la escuela se puede notar cuando una niña de tan corta edad puede desarrollar tan bien su papel, ejecutando con mucha limpieza todos los movimientos.

Franz, el hermano de Clara, fue protagonizado por Jean Paul Bauer, quien demuestra todo su talento en el escenario, demostrando una técnica impecable. Además de lo buen bailarín que es, destaco la buena actuación en su papel.

El Cascanueces fue representado por Gabriel Milo, quien con mucha gracia lo recrea, sus interacciones con Clara y la lucha con los ratones hace dinámica esta figura. Cuando él es herido y luego salvado por Drosselmeyer, aparece Gabriel Valencia en escena, quien personifica Cascanueces ya convertido en príncipe. Lo único que le falta para que el rol sea completo es trabajar un poco más en la expresión y así poder entregar al público toda la esencia del personaje.

Millaray Vásquez y Marcos Valdivia no nos dejan totalmente satisfechos en la recreación del vals de las flores. A pesar de lo magnífica de la coreografía tienen algunos altibajos en donde se refleja algo de inseguridad y falta de fiato en la pareja.

El pax de deux del Príncipe y el Hada del Reino de los confites fue espectacular, sus protagonistas Lucas Siqueira y Catalina Duarte, lograron recrear toda la magia de ese ballet. Ella es muy delicada, y él es un excelente compañero, juntos logran complementarse perfectamente. La coreografía logran ejecutarla perfectamente y cada movimiento es expresión de este mundo de magia que están recreando.

Las dos producciones aquí analizadas tienen un encanto único, la calidad de ambas es altísima y es un espectáculo que encanta a todo el público. Y ya habiendo descrito ambas funciones espero que quede de manifiesto que es un espectáculo que en esta época no se puede dejar de ver.El Guillatún

El ballet «Cascanueces» en Teatro Nescafé de las Artes. Foto: Javier Valenzuela
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