El Guillatún

Una abrumadora ficción. ¿O no?

13 Reasons Why

Dylan Minnette es Clay Jensen en la serie «13 Reasons Why». Foto: Beth Dubber / Netflix

Es quizás la serie del momento, tal como lo fue en su tiempo Stranger Things. Netflix nuevamente sale a la opinión pública gracias a la polémica 13 Reasons Why. Además, hace algunos días su equipo de producción confirmó la realización de una segunda temporada. Entonces, vale la pena preguntarse ¿qué tiene esta serie que está atrayendo la mirada de todo el mundo? (Hacemos la advertencia al lector que esta crítica contiene información que algunas personas podrían considerar como spoilers).

13 Reasons Why narra la historia de Hannah Baker y los motivos que desencadenaron su suicidio. Clay Jensen, amigo de Hannah, un día recibe un paquete con siete cassettes en los que su amiga grabó las razones que tuvo para atentar contra su vida. En cada cinta, la adolescente menciona a una de las personas que considera responsables de tomar esta drástica decisión. A la par que Clay comienza a escucharlas, los padres de Hannah inician acciones legales contra la escuela en la que ella se encontraba, debido a las sospechas que tienen sobre el bullying que ésta sufría y su nula capacidad de reacción ante esto.

Uno de los aspectos más atractivos de la serie es sin duda su apuesta por narrar la historia in extrema res, es decir, cuando la resolución del relato global ya ocurrió. Esto genera la intriga en el espectador por entender cuál fue el proceso previo que finalmente desembocó en el suicidio, haciendo que cada uno de los trece capítulos resulte imprescindible para abordar la complejidad de acciones que tuvieron un efecto directo e indirecto en la decisión de Hannah.

Ahora bien, este artefacto narrativo no está exento de riesgos, ya que le exige al guion articular una historia lo suficientemente atractiva, que dé cuenta de la importancia que tiene el proceso por sobre el resultado final. En este sentido, el mayor atractivo de la serie es también su talón de Aquiles, pues hasta aproximadamente el capítulo 6, llega un punto en que la trama se desenvuelve de manera lenta y tediosa, donde la cantidad de información que se nos está entregando no se condice con una real sensación de avance en la historia. Esto inevitablemente nos hace preguntarnos cuántas escenas innecesarias más tendremos que ver si ya sabemos cómo termina todo. Pareciera que en este aspecto, los guionistas de 13 Reasons Why priorizaron el artefacto por sobre el artificio, esto es, la utilización de siete cassettes para trece personajes en trece capítulos, antes que visualizar la posibilidad de contar lo mismo pero en menos tiempo y de una forma más simple y llamativa.

Esta situación podría pasarse por alto si no fuera porque nos hace cuestionar la verosimilitud del relato que se nos está presentando. Surgen así legítimas dudas sobre la lentitud de las acciones del personaje de Clay Jensen respecto a la información que va obteniendo al escuchar las cintas, siendo que él es el principal aliado de Hannah durante toda la historia. De igual forma resulta extraña la permanente inacción de los personajes secundarios (padres, compañeros de Hannah y autoridades de la escuela) sobre una situación que resulta evidente para todos, pero que forzosamente se mantiene en un halo de misterio y silencio. Entonces, la pregunta aparece: ¿por qué nadie hace nada si es incuestionable tanto para ellos como para nosotros (los espectadores) que algo está sucediendo? ¿Esto ocurriría así en la vida real? La premisa de que a toda acción le sobreviene una reacción parece obligatoriamente anulada desde el guion, en virtud de darle un sentido concreto al dispositivo narrativo de las trece razones. Más decepcionante resulta esto al mirar los últimos tres capítulos, los que dejan la sensación de que todo lo anterior no era tan importante de ver.

A pesar de lo anterior, existen momentos dramáticos muy bien logrados, tanto a nivel actoral como visual. En este aspecto destacan las escenas donde aparecen las actrices Kate Walsh y Alisha Boe (Jessica), quienes interpretan a la madre y mejor amiga de Hannah respectivamente. El reparto masculino no se queda atrás, donde actores como Christian Navarro (Tony), Brandon Flynn (Justin) y Miles Heizer (Alex) encarnan roles que resultan muy llamativos dentro de la historia, permitiendo que ésta avance con mayor intriga. No obstante, la que se lleva todas las miradas es indiscutiblemente Katherine Langford, quien en el rol de Hannah, nos lleva a través de un convincente y triste viaje hacia la muerte.

13 Reasons Why en ningún caso es una apología al suicidio como algunas voces de la opinión pública insisten en plantear. Por el contrario, es un válido intento de abordar la compleja red de acciones y omisiones que fomentan la concreción de uno. Es en este sentido donde la serie cobra un especial valor, ya que nos encontramos frente a una historia que nos revela cómo nuestro hacer tiene consecuencias impensadas en las demás personas, aspecto que durante la adolescencia pasamos por alto con bastante frecuencia. El impulso nos lleva a ser crueles y no sopesamos la responsabilidad que está implícita al momento de establecer relaciones personales con otros.

Escandalizarse por el bullying, el abuso sexual y la violencia explícita que presenta la serie es una opción. Preguntarse qué hemos hecho los adultos para creer que no es problema nuestro es otra. La decisión de verla, finalmente, es tuya.El Guillatún

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