El Guillatún

Crónicas crepusculares

Nueva exposición de Ruperto Cádiz

Más intimista y lúdico se presenta Ruperto Cádiz en “Crónicas crepúsculares”, exposición que reúne cerca de 30 pinturas de los últimos dos años y que constituye un retorno a la escena luego de la gran restrospectiva instalada en 2007 en el Museo Nacional de Bellas Artes. Más de 20 acrílicos sobre tela dan cuenta de un imaginario personal, donde signos contemporáneos emergen en medio de composiciones rigurosas y un festivo cromatismo.

“Esta obra es un viaje de búsqueda de lo otro, de aquello que no está en nuestro entorno; pero sí está en la multiplicidad de universos y en nuestra imaginación”, dice el artista sobre su última propuesta, presente en Galería ARTIUM del martes 19 de octubre al sábado 6 de noviembre de 2010.

Ruperto Cádiz surge en los años 70 con un lenguaje pictórico situado entre la abstracción y la figuración. Catalogado de surrealista, ha erigido un repertorio de imágenes en apariencia lúdico, donde elementos que pueden ser o no reconocibles arman paisajes a veces cósmicos, a veces urbanos, siempre oníricos. Es una producción donde el dibujo dialoga con fondos atmosféricos de gran riqueza plástica.

Su pintura –usualmente acrílico sobre tela– es meditada, y arranca de múltiples bocetos donde ejercita la escritura automática. De esos instantes, emergen figuras geométricas, estructuras arquitectónicas o cajas de donde salpican nubes, formas vegetales o animales, personajes flotantes y signos propios de la expresividad del cómic: flechas, ondulaciones que semejan vibraciones o líneas disparatadas que apuntan direcciones. Tras ese universo insinuante, han podido leerse situaciones relacionadas al contexto: cuerpos-cajas como mujeres convertidas en objetos; artilugios humeantes como máquinas disparando al amanecer: parajes o ciudades contorsionados, erigiéndose sobre el vacío.

Todo ese mundo que nos situaba entre el sueño y la realidad, ahora se ha vuelto más personal, reconoce el artista, menos conectado con el mundo en que nos movemos.

Para entender su última propuesta, Ruperto Cádiz nos invita a desglosar el título de la muestra, “Crónicas crepusculares”: “¿Qué es una crónica? El Diccionario de la Real Academia la define como una obra literaria que narra hechos históricos en orden cronológico, o acontecimiento señalado por un individuo de una época. En este caso, es el uso de imágenes con personajes ya sea zoomorfos o antropomorfos, o formas de doble significado, que dialogan en silencio o circulan en un espacio ficticio o irreal. Son imágenes del inconsciente del bagaje personal del artista, encontradas o reencontradas a través del proceso de composición. La segunda palabra del título, ‘crepuscular’, se refiere a cierto intervalo de tiempo antes de la salida o después de la puesta del sol, durante el cual la luz se presenta difuminada y nos permite una asociación de colores rojos, violetas: hablamos de cálidos y fríos… Esta obra es un viaje de búsqueda de lo otro, de aquello que no está en nuestro entorno; pero sí está en la multiplicidad de universos y en nuestra imaginación”, agrega.

Ruperto Cádiz se formó en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, donde recibió el influjo de maestros como Sergio Montecino, Ximena Cristi y José Balmes. Posteriormente, se perfeccionó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, Madrid (España), gracias a una beca otorgada por el Instituto de Cultura Hispánica. El artista se ha desempeñado también en la docencia. Con su obra, ha circulado por diversos espacios de Chile y el extranjero, destacando en su trayectoria exhibiciones individuales en la desaparecida Galería Arte Actual de la Plaza Mulato Gil de Castro (años 80); en la Galería Weibe Ständt de Colonia (Alemania) y en el Banco Interamericano de Desarrollo, Washington DC (Estados Unidos), durante los ’90, además de la retrospectiva “30 años de pintura” en el Museo Nacional de Bellas Artes, realizada de noviembre de 2007 a enero de 2008.

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