El Guillatún

Simplemente Editores lanza dos novelas marcadas por la crudeza de la década de los ochenta

La orfandad de una generación, la rabia, las desapariciones físicas y emocionales son algunos de los temas que se abordan en las novelas El ladrón de cerezas y El afilador de cuchillos, de Max Valdés y Fernando Jerez, respectivamente.


El auge económico y el terror, crecer mientras otros desaparecen, jóvenes buscando una identidad posible; la década de los ochenta pareciera ser la época de las contradicciones, y son éstas las que justamente retratan Max Valdés y Fernando Jerez en las dos novelas que Simplemente Editores acaba de lanzar.

Si bien cada una de las historias transita en veredas opuestas, las del intimismo y la crítica al sistema neoliberal, ambas muestran un estado de ánimo reconocible y compartido por la generación que hoy bordea los cuarenta años.

Para Max Valdés, autor de El ladrón de cerezas, los ochenta fueron «la época del desamparo y de la pérdida de las utopías. Las prohibiciones eran la norma. Las familias debían guardar silencio como medida de protección».

La novela, narra la historia de Ramiro Aldea, un joven de clase media, postergado en su escuela que debe asumir la muerte de uno de sus padres en un contexto de abandono y aislamiento. En la novela, el silencio y la muerte de la época se cuelan en la vida del protagonista. Para Valdés, la novela muestra «cómo los márgenes de control y autoritarismo, propios de la época militar, destruyen toda posibilidad de autonomía e identidad».

Por su parte, El afilador de cuchillos, narra la historia de un muchacho subversivo que se dirige a colocar una bomba en el hotel donde se aloja un consejero del Papa, en plena visita a Chile en 1987 y que contradictoriamente, se verá enfrentado a la posibilidad de integrarse al frío mundo empresarial repleto de personajes vacíos y ambiciosos.

Para Fernando Jerez, la novela muestra el dilema de una generación que «frente a un mundo hostil se pregunta si no comete un delito espiritual al permanecer pasivo, sin hacer nada por mejorar el estado de cosas y mientras debe decidir los medios para realizar esta suerte de liberación».

Sobre los autores

Fernando Jerez pertenece a la generación literaria chilena, llamada «Los novísimos». Ha sido columnista del diario Las Últimas Noticias y monitor de talleres de lectura y creación literaria, entre ellos el del Centro Penitenciario Colina I. Ha publicado las siguientes novelas: El miedo es un negocio (1973), Un día con Su Excelencia (1986), Temprano despunta el día (1993), El himno nacional (2001) y Nostalgias y desdenes (2011).

El autor está presente también en antologías publicadas en Alemania, Argentina, Bulgaria, Chile, Croacia, España, Francia, Italia, México, Venezuela, USA.

Max Valdés Avilés es escritor, director y vicepresidente de la Corporación Letras de Chile. Cuentista y novelista. Ha publicado los siguientes volúmenes de cuentos: Ni un rumor en la oscuridad (2007), Mimí agoniza en la buhardilla de los bohemios (2004), Frutos del Jardín (1996) y las siguientes novelas: Una mañana de más (2002), El ciervo herido (2005) y Manuscrito sobre la oscuridad (2012).

El autor está presente también en antologías publicadas España, México, Argentina, Bolivia, Perú, Estados Unidos, Francia, Canadá y Portugal.

Reseña de las novelas

El afilador de cuchillos. Un muchacho subversivo se dirige a colocar una bomba en el hotel donde se aloja un consejero del Papa, cuando visita Chile en 1987. Contradictoriamente, se verá enfrentado a la posibilidad de integrarse al frío mundo empresarial, el de las grandes transacciones bursátiles.

La obra narrativa de Fernando Jerez es una de las más sobresalientes de nuestra literatura, su estilo se caracteriza por el nervio y la garra con la que es capaz de relatar las más actuales contradicciones de nuestra sociedad.

El ladrón de cerezas es la historia de una familia chilena de clase media durante la década del setenta y ochenta; la narración del aislamiento y la orfandad de una generación.

La novela adquiere en manos de Max Valdés Avilés un mecanismo narrativo sobresaliente. No se trata de un inventario de hechos que suceden al protagonista sino de la forma cómo los incorpora éste en su biografía.

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