El Guillatún

Temporada de maridajes: La obra poética como punto de partida

A la llegada de los pájaros - Claudia Vicuña

A la llegada de los pájaros - Claudia Vicuña. Foto: Josefina Pérez

Cuando una temporada se abre con más de una coincidencia significativa parece legítimo pesquisar tendencias. Es el caso de lo que ocurre con la escena de danza en 2015: de marzo a la fecha, la cartelera ha acogido 5 creaciones que toman material poético como punto de partida.

Mientras Constanza Mardones (Lo que no dije) y Paulina Mellado (La bailarina) han indagado en el macizo universo de Gabriela Mistral cuando se conmemoran 70 años desde que la Academia Sueca le otorgara el Premio Nobel, el Ballet Nacional Chileno (BANCH) ha estrenado dos piezas que toman como referencia figuras poéticas para celebrar también 70 años de trabajo sostenido (A la llegada de los pájaros, de Claudia Vicuña, inspirada en extractos de la obra de Jorge Cáceres; y Tengo más de mil años de recuerdos, de Mathieu Guilhaumon, elaborada a partir de Las flores del mal, de Baudelaire). En paralelo, la compañía Beijing Dance Theater ha debutado con un programa dirigido por la coreógrafa Wang Yuanyuan que incluye pasajes de Wild Grass, una relectura del poema homónimo de Lu Xun.

Aunque no se trata de los primeros acercamientos de la danza a la poesía que se registran a nivel local o que se incluyen en embajadas culturales, el conjunto de títulos demuestra cómo el lenguaje coreográfico puede ser una herramienta consistente para canalizar la inasible materia de la que están hechas las grandes obras poéticas.

En los cinco montajes se observa un interés por establecer un cruce de géneros artísticos sorteando el riesgo de representar o de quedar subordinados al imaginario del texto que sirve de referente. El mérito radica en establecer una obra independiente que puede ser leída por sí misma, que opera como una puerta de entrada al original y donde se impone un sello coreográfico de autor.

Así ocurre con La bailarina. La densidad que distingue la investigación de Paulina Mellado y su compañía ha encontrado una correspondencia natural en las maneras en que Mistral intenta palpar con su verbo el gesto y el sino del movimiento, al punto que el poema se redescubre desde un discurso de género hasta ahora velado junto a otros extractos de Locas mujeres (Lagar) y que, a su turno, el diseño sonoro de Miguel Miranda resalta.

Del mismo modo, la caligrafía corporal de Claudia Vicuña —de quiebres, tensiones y líneas extendidas— se reedita en A la llegada de los pájaros a partir del trabajo de seis intérpretes del BANCH. La pieza muestra una apropiación progresiva del admirable juego de alteraciones y desplazamientos anatómicos en que Vicuña venía explorando en solitario y que acá se despliega en forma colectiva, con la atmósfera decisiva de iluminación que crea Andrés Poirot y la resonancia de los textos de Jorge Cáceres.

Otra manera de encarar el material poético se ancla en el diálogo, donde la palabra conserva su estatus y se entrelaza con la danza sin llegar a fundirse del todo. Es lo que hace Mathieu Guilhaumon en Tengo más de mil años de recuerdos que opera como actualización de Las flores del mal con un cuerpo de baile que hace visible la alta precisión técnica que viene alcanzando el BANCH, aunque en el camino se difumina y se estrecha la relectura de Baudelaire. Con todo, el montaje gana atractivo como espectáculo por su sincretismo.

Al frente del Beijing Dance Theater, la coreógrafa Wang Yuanyuan enfoca su trabajo con un ángulo parecido. Los extractos de Wild Grass (La mala hierba) que ha presentado en Santiago revelan un interés por la técnica, la precisión y el despliegue que ubica en un segundo plano el legado de Lu Xun, cuya prosa poética tiene aristas más radicales que la convención en que se ha enmarcado Yuanyuan.

Una tercera vía de integración de material poético es la que ha seguido Constanza Mardones. En Lo que no dije, traslada pasajes de la obra de Gabriela Mistral (Los huesos de los muertos) al flamenco, el lenguaje de señas y el cante jondo. En el montaje se impone la figura de la poeta a la par de los versos. La puesta vuelve cada tanto sobre imágenes que sintetizan la tragedia afectiva de la Premio Nobel y, por momentos, gana presencia como un enigma que hace contrapunto al tablao. Esta tensión genera la atmósfera incierta que ronda a Mistral.El Guillatún

Exit mobile version