El Guillatún

Festival Internacional de Jazz de Providencia / Una Maratón

Mauricio Barraza sexteto

Mauricio Barraza sexteto. Foto: Felipe Zubieta

Acaba de finalizar un evento que podría ser considerado el de mayor envergadura del jazz en Chile. Como ya es tradición, el Festival Internacional de Jazz de Providencia se llevó a cabo junto al río Mapocho, realizándose en esta versión durante los días 15, 16 y 17 de enero. La programación, realizada por el equipo de la Fundación Cultural de Providencia junto al experto en jazz Roberto Barahona, tuvo énfasis en la presencia de grupos chilenos, siendo seis de los nueve conjuntos presentados compuestos o liderados por chilenos. Abarcando desde el free jazz hasta la música bailable de big band, el Festival supo apuntar hacia públicos muy disímiles entre sí.

Día 1

Tras la cálida bienvenida de la Alcaldesa de Providencia, Sra. Josefa Errázuriz, se realizó un sentido homenaje a quien es uno de los más conocidos amantes del jazz: el crítico y pianista José Hosiasson. Para quienes no lo conocen, éste realizó hace algunos años un gesto notable al haber donado su biblioteca de jazz a BiblioGAM. El homenaje incluyó un bello solo de la gran saxofonista chilena e internacionalmente conocida en esta música Melissa Aldana. Entró entonces el grupo Simetrío, compuesto por Lautaro Quevedo (piano), Marcelo Córdova (contrabajo) y Félix Lecaros (reemplazando a Carlos Cortés en batería). Su propuesta fluye de manera natural entre sus composiciones y la improvisación, tendiendo hacia un sonido más bien oscuro. Junto al percusionista Claudio Ortúzar tocaron algunos temas de fusión latinoamericana y latin jazz. Les siguió el sexteto liderado por el clarinetista Mauricio Barraza. Sus acompañantes fueron Raimundo Santander (guitarra), Esteban Sumar (guitarra), Cristóbal Menares (bajo eléctrico), Sebastián Carrasco (flugelhorn) y Nicolás Ríos (batería). El conjunto brilló por sonar muy afiatado, donde los sonidos de unos se mezclaban con los de otros logrando lo que a veces se llama empaste. Las composiciones tenían una fuerte carga melódica, un bonito color instrumental y una sonoridad que a ratos podría describirse como contemplativa, y en otros momentos como muy intensa. William Parker, contrabajista y multi-instrumentista norteamericano, fue el encargado de cerrar el primer día del Festival. Junto a Hamid Drake (batería), Rob Brown (saxo alto) y Lewis Barnes (trompeta) tocaron un free jazz cuyo énfasis estuvo en el ritmo, donde la conducción de la improvisación la llevaban Parker y Drake. Su música tomaba una forma definida sólo para volver a desfigurarse y tomar forma otra vez, y puede describirse como alegre y llena de energía.

Día 2

Roberto Lecaros fue el encargado de abrir el segundo día del Festival. Tocando violín en esta ocasión y junto al pianista belga Jasper Huysentruyt y sus hijos Roberto Carlos Lecaros (contrabajo) y Félix Lecaros (batería), mostraron la faceta más melódica del jazz. Su repertorio estuvo compuesto de temas propios, algunos de los cuales aparecen en películas como Lunes 1º Domingo 7 y Despedida en Berlín. Le sucedió el cuarteto liderado por la cantante y guitarrista chilena Camila Meza. Su grupo está compuesto por Shai Maestro (piano), Kendrick Scott (batería) y Matt Penman (contrabajo), todos renombrados jazzistas internacionales, y presentó en esta oportunidad temas propios y arreglos. Como invitada de Meza apareció la saxofonista Melissa Aldana. El último grupo de la noche fue el cuarteto del pianista nominado al Grammy Gerald Clayton. Ben Wendel (saxo tenor), Joe Sanders (contrabajo) y Justin Brown (batería) fueron sus acompañantes, y trajeron consigo una propuesta elegante con preocupación por la belleza melódica.

Día 3

El trío del saxofonista Cristián Gallardo abrió la tercera y última noche del Festival. El grupo resalta por no tener instrumento armónico (piano o guitarra por ejemplo), y está compuesto por Hugo Manuschevich (batería) y Gonzalo Gómez (bajo eléctrico). Es un jazz que se ahorra la elaboración del tema en las partes compuestas para entrar con mucha fuerza e intensidad a la improvisación. El quinteto del trompetista y fliscornista Tom Harrell le siguió, junto a Wayne Escoffery (saxo tenor), Ugonna Okegwo (contrabajo), Danny Grissett (piano) y Jonathan Blake (batería). Su música se caracterizó, en general, por una especie de sensación de urgencia que está ausente de desorden o desesperación, aunque con espacios para momentos más atmosféricos y distendidos. Para dar cierre al Festival, se presentó el resurgimiento de una banda que tuvo un papel central en la historia de la música popular de nuestro país: se trató de la Orquesta Huambaly, dirigida por el saxofonista Marcos Aldana. Ésta tuvo por invitados especiales a otros dos saxofonistas estelares: la ya nombrada Melissa Aldana y Carmelo Bustos, a quien nos hemos referido a propósito de los 20 años de la Conchalí Big Band en el Teatro Municipal de Santiago. La Orquesta supo entretener al público con un poco de swing, los temas principales de los dibujos animados Los Simpsons y Los Picapiedras, y su habitual repertorio de hits bailables como Corazón de Melón y El Bodeguero.

Así fue el desarrollo del reconocido Festival Internacional de Jazz de Providencia. A pesar de un río que separa a un público que puede pagar de uno que no, este evento permite el acceso a todos a un arte que se desarrolla al más alto nivel, tanto por sus componentes nacionales como extranjeros. Así, el jazz sale de sus habituales clubes y locales para lucirse ante un público más amplio, logrando la difusión que se merece. Quedamos una vez más entonces, al igual que con el Festival de Jazz EU, a la espera de su próxima versión.El Guillatún

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