El Guillatún

«Dança das Cabeças» – Impresiones de un viaje

Egberto Gismonti definitivamente es uno de esos músicos fuera de categoría. Además de ser un pianista y guitarrista virtuoso, como compositor exhibe un trabajo tremendamente ecléctico. Él mismo reconoce que su arte es escuchado por músicos pertenecientes a estilos diversos, pero la mezcolanza no llama la atención sólo por la cantidad de ingredientes que la conforman, sino que también por lo personal de su lenguaje. No podemos sino estar agradecidos de que, por esas cosas de la vida, haya encontrado a un percusionista de un nivel tan grande como el suyo y capaz de dialogar cómodamente en sus experimentaciones. Se trata de Naná Vasconcelos, con quien grabó el disco Dança das Cabeças a dúo en los años ‘70, álbum que presentaron en Chile por primera vez el domingo 8 de junio como parte de las «Sesiones de Tolerancia».

La música de Dança das Cabeças es un viaje por paisajes secretos y maravillosos. Como todo viaje, puede tornarse impredecible, tomando a ratos características de laberinto en temas como Porta Encantada. Sin embargo, como cualquier contacto con la naturaleza, está lleno de alegría y contemplación. Sólo por tomar algunos ejemplos, la pieza que da nombre al álbum es un baile frenético, mientras que Celebração de Nupcias a pesar de su velocidad tiene una melodía casi sacada de una balada. El álbum nos lleva entonces por una sucesión de ambientes, ya sea cambiando la instrumentación (podremos escuchar flauta, guitarra, piano, berimbau, y otros instrumentos de percusión), los ritmos, o alternando momentos a dúo y de solos.

La presentación en vivo viene a confirmar el profundo grado de compenetración del dúo que se puede apreciar en el disco. Como bien decía Vasconcelos en entrevista para El Guillatún, «toco mejor cuando no toco», pues al no tocar escucha, y al escuchar encuentra el espacio preciso donde tocar. El concierto no podría haber sido mejor testimonio de esta máxima. No sólo los momentos a dúo sorprenden, sino que los momentos solistas suenan igual de ricos. Al ver el solo de berimbau de Vasconcelos en vivo, además de usar su voz pareciera que se acompañara de su propio cuerpo. Su relación con éste excede la mera funcionalidad para convertirse en una herramienta expresiva en el escenario. Esta impresión fue profundizada en un segundo solo, reemplazando el instrumento por su cuerpo de manera percusiva junto con su voz. En ese momento sus brazos se movían acompañando a esta última, y no sólo se limitaba al canto sino que incluía elementos como risas. Risas que por lo demás no tenían nada falsas. Gismonti no se quedó atrás, y con su guitarra personalizada demostró su gran virtuosismo y técnica propia a través de su enorme capacidad de disociación de ambas manos. Este sello se percibe de la misma manera cuando se sienta a tocar el piano. Por decirlo de algún modo, es tal el nivel de maestría que estos músicos tienen que es casi como si cada uno de ellos representara un dúo personal al tocar solos.

Hay un detalle que quisiera destacar de la ya mencionada entrevista que los artistas dieron para esta revista digital, la cual estará disponible en la nueva radio El Guillatún. Él mencionaba el interés que tenía respecto del momento en que la música se encuentra con el público, y de cómo ésta genera estímulos para la vida del mismo. Ésta es la idea central por la cual recomiendo, a los que no lo han hecho aún, escuchar la música de Gismonti y Vasconcelos: busca de alguna manera impactar al auditor, dejando de ser una mera entretención para convertirse en una actividad que ayude a reinventar la vida. Y de verdad, ¿qué sería el arte si nos dejara indiferentes?

Un hermoso recuerdo es lo que dejaron Egberto Gismonti y Naná Vasconcelos en su paso por Chile. Su música y sus palabras probablemente encontrarán eco en aquellos que con atención los escucharon. De la misma manera en que me gustaría que el talento de los artistas chilenos fuera nuestra carta de presentación como país en el exterior, espero que grandes músicos internacionales sigan visitándonos para nutrirnos de su arte. Si el álbum Dança das Cabeças le parece lejano al lector por ser principalmente instrumental, recomiendo escuchar el disco doble Antología de Gismonti, con la esperanza de que las letras de las canciones ayuden a acercar al auditor a la música. Este último disco está disponible en Spotify.El Guillatún

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