El Guillatún

El dolor es a la vida


Mina Antipersonal. Hasta el 20 de julio en Matucana 100.

La trilogía Sobrevivientes: Para qué recordar… desde el margen de la memoria es un proyecto en la dirección de Claudia di Girolamo como resultado de años de investigación en torno a la dramaturgia del irlandés Samuel Beckett y a los sucesos olvidados que ocurrieron durante la dictadura en Chile. El proyecto tiene como objetivo reflexionar en torno a la importancia de la memoria histórica de nuestro país, exponer lo que no se ha dicho para recordar que lo sucedido aún tiene repercusiones directas en el desarrollo de Chile.

La primera obra de la trilogía, Soy Tumba, se basó en Rumbo a peor de Beckett y Las tres hermanas del dramaturgo ruso Antón Chéjov, y mostró el tema del fracaso, la violación de los derechos y de la desesperanza. Se presentó en la ribera del Río Mapocho en marzo de 2011 (lugar donde fueron encontrados algunos cuerpos de detenidos desaparecidos de la dictadura) y en el Teatro La Memoria en abril del mismo año.

Mina Antipersonal es la segunda parte de este proyecto, y retrata la historia de tres personajes femeninos que luego de ser detenidas y torturadas delatan a diversos militantes de sus organizaciones políticas. ¿Son víctimas o victimarias? La obra las sitúa dentro de un amargo existencialismo que juega con lo absurdo, lo incómodo y el desgaste mental y físico que trae como repercusión estar en esa situación ambivalente.

La temporada de Mina Antipersonal se presenta en Matucana 100 desde el 14 de junio hasta el 20 de julio, de jueves a domingo a las 20:30 horas, y cuenta con las actuaciones de Francisca Gavilán, Gabriela Hernández y Marcela Salinas.

La dramaturgia de Di Girolamo se basa en los siguientes libros: El infierno (1993) de Luz Arce, militante socialista que doblegada por la tortura, entregó a sus compañeros a la DINA; Mi verdad (1993) de Marcia Merino o también conocida como la «flaca Alejandra», militante del MIR que luego de que sus derechos humanos fueron violados, delató a sus asociados; La vida doble (1992) de Arturo Fontaine que narra el periodo más oscuro de la dictadura en Chile; y la obra de teatro Los días felices de Samuel Beckett, que aporta con elementos del teatro del absurdo y con la temática del deterioro físico y mental de los personajes. Los fundamentos de estos textos dan como resultado Mina Antipersonal, y funcionan muy bien para expresar la incomodidad y el vacío existencial que los personajes van desarrollando en la obra.

Tres mujeres vestidas de fiesta se reúnen en un escenario que nos muestra un Fiat 600 junto a unas plantas, un farol y una hilera de sillas. Primero aparecen dos de ellas caminando con dificultad y montan un picnic. La tercera entra en escena amarrada del cuello a una «parrilla» (catre de metal donde amarraban al detenido para generarle descargas eléctricas) y se une a sus compañeras. Los personajes se van definiendo según sus miedos, por lo que son y por lo que quisieron ser. Sus movimientos generan la sensación de incomodidad en el espectador extraída de la constante deformidad de sus posiciones y la modulación excesiva de sus ideas. El diálogo varía entre un contenido absurdo y delirante que denota el deterioro existencial de los personajes, y uno real visceral que plantea el hastío y el miedo que les genera a ellas estar en esa posición.

El uso del espacio es narrativo en torno al mensaje que se quiere entregar. El auto es un espacio que libera las emociones más crudas y dolorosas de la vida de estos personajes, y fuera del auto se desatan las repercusiones de la tortura. Estas mujeres se nos van revelando como víctimas de sus propias acciones, como seres quebrados por dentro y por fuera que desean la muerte pero que hasta la muerte las ha abandonado. Habitan un lugar donde el tiempo fluye distinto y es tan eterno que las ha desgastado hasta la desesperación por no poder salir de ahí.

Las atormenta el silencio y el odio a sí mismas, el arrepentimiento y la desesperanza de encontrar un perdón. Son víctimas de una tortura que cargan en la memoria y en la piel, como una realidad de la cual no pueden escapar, y que la obra logra retratar de una manera muy solemne.El Guillatún

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