El Guillatún

Los límites de la justicia

Limítrofe es una obra escrita por Bosco Cayo, joven actor y dramaturgo chileno (seleccionado por el Royal Court Theatre para mostrar sus obras en Londres), basada en un caso real que trata sobre el proceso judicial realizado por seis años a una mujer aymara, Gabriela Blas Blas, acusándola de asesinato y abandono de su propio hijo cuando cuidaba de las llamas en el altiplano. Este caso terminaría por desencadenar el primer indulto presidencial del gobierno de Sebastián Piñera después de que Gabriela fuera condenada en 2010 por 12 años. Para muchos, la sentencia era injusta y no consideraba la realidad indígena de la madre, al no estar al tanto que es una costumbre entre las mujeres aymaras llevar a sus niños a la tierra, para que desde pequeños tuvieran contacto con la pachamama y con el duro trabajo que realizan. Según organizaciones sociales que la defendieron, «todas las mujeres que hemos pastoreado animales tenemos dentro de nuestra cosmovisión la idea de llevar a los niños. Fue un caso fortuito que cuando llegara el niño ya no estuviera».

La obra de teatro Limítrofe, la pastora del sol es un montaje de Compañía Limitada luego de una profunda investigación en torno al suceso. Ahonda en cómo una comunidad étnica puede verse afectada por pertenecer a una sociedad que los diferencia culturalmente, hasta el punto de no poder definir límites ni fronteras y pasar a violar los derechos de un pueblo originario.

El elenco logra encarnar una historia real, atractiva y dinámica, creíble para el espectador. Se manejan los aspectos cómicos sin perder el foco en la narración principal, integrando aspectos lúdicos y joviales en puntos precisos. Es destacable la regularidad del elenco, sin desentonar las actuaciones individuales con el desempeño colectivo. De vez en cuando podemos notar rasgos estereotipados en los personajes, pero que logran encaminar de buena manera al espectador sin caer en clichés o características burdas; por el contrario, no se pierde la profundidad de cada individuo. Hay un constante juego de luces, muy bien utilizado para crear e insertar ambientes y situaciones, dando paso a la siguiente escena de manera sutil. Una escenografía mínima pero muy simbólica que a simple vista es digna de elogiar de un profesional de la semiótica. Comenzando por los zapatitos del niño, que más de alguna lágrima habrán sacado de las butacas. El texto es maravilloso, es la base de la obra que no permite que se pierda el mensaje, la comunicación con el público. La transmisión de la idea puede captarse fácilmente sin mayores análisis, aunque sí conlleva una profunda reflexión posterior. En fin, Limítrofe se conjuga como un trabajo teatral muy positivo. Una interesante apuesta de esta compañía emergente.

La puesta en escena resulta en un trabajo bello, conmovedor y que recuerda el dramático caso de Gabriela Blas Blas, alzándose con una bandera de justicia y respeto que impida nuevas sentencias irracionales y poco humanas para conducirnos a una sociedad donde el respeto sea primordial y donde las tradiciones y costumbres nunca se pierdan por el «desarrollo», donde no existan límites sino que áreas en común, puntos de entendimiento, hermandad.El Guillatún

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