El Guillatún

Mientras unos se enriquecen, otros enloquecen

Hasta el 12 de diciembre en Teatro del Puente.

La compañía 3 am presenta en el Teatro del Puente una comedia de contenido social que expone la realidad de condiciones de muchos trabajadores de nuestro país. El texto de Carla Zúñiga va dando forma a una sátira sobre las condiciones laborales a las cuales algunos se someten y terminan perdiendo su felicidad por ganar algunas monedas. Con la dirección de Fernanda Campos, seis actores estereotipados imprimen diferentes posturas para dar cuerpo a varias contradicciones del hombre. Dos actores representan el alto mando del supermercado, tienen sueldos desproporcionados para el trabajo que hacen y son rubios de ojos azules; un actor representa la autoridad, la ley y el rol que ésta tiene sobre los trabajadores, pero no sobre los gerentes; y por último están los tres «idiotas» que representan a los oprimidos por el sistema. En ese elenco se encuentran los hermanos Ibarra Roa, Francisco Celhay, Javier Cassanga, Daniel Alarcón y Matías Infante.

La rebelión de los idiotas cuenta la historia de Nahuel, el contador de un supermercado, que lucha contra el sistema en el que está inmerso y que con la ayuda de otro trabajador y un cliente del supermercado, buscan rebelarse contra quienes oprimen sus ansias de libertad y justicia. El único freno de Nahuel es el miedo a perder el trabajo que lo tiene constantemente estresado, sudando, nervioso y con recurrentes ataques de pánico. Su cuerpo no se expresa de manera natural, tiene espasmos que denotan una vida de trabajo duro, o mejor dicho, de sobreexplotación; y su jefe no hace más que refregarle que tiene el puesto que tiene por no haberle dedicado más tiempo a su educación. Al borde del colapso, Nahuel comienza a experimentar unos cambios de mentalidad que se van expresando de manera muy tangible en el escenario: una flor surge de la alfombra de su oficina y algunas plantas comienzan a cubrir las paredes que lo rodean.

La historia de la rebelión se entremezcla con la historia de un sueño que tiene Rodilla, el líder de la insubordinación. En ese sueño se le revelan los pasos a seguir para lograr la revuelta con éxito, y quien le da las instrucciones es Caupolicán, el líder mapuche que luchó contra los españoles en la época de la conquista. Esto abre paso a una reflexión en torno a la desigualdad de condiciones, a la subordinación ante quien tiene más poder, y a la iniquidad del sometimiento social que ha sido transversal en la historia chilena. Caupolicán se rebeló contra la injusticia de los españoles como estos autodenominados idiotas se rebelan contra las injusticias del sistema.

La obra transcurre en la oficina de Nahuel: una silla, un pequeño escritorio y un cuadro enorme que simboliza el sometimiento del hombre al consumo. La iluminación y musicalización es lo que hace abstraer a los personajes del escenario, cuando cuentan historias de su pasado. En este sentido, estos dos elementos son los que funcionan para generar ambientes diferentes a pesar de utilizar siempre la misma escenografía durante la obra.

El montaje tiene la capacidad de hacer reír al público constantemente por la actuación, la exagerada gesticulación de los personajes, y por el texto sarcástico de Zúñiga. Mediante una estética que juega con elementos reconocibles sobre el consumo, la locura y la naturaleza, La rebelión de los idiotas entrega al espectador un contenido sincero sobre la desigualdad social, la discriminación de clases y el constante ahogo de los trabajadores que se someten a las labores que los hacen cada vez más miserables. La obra es un espejo de la sociedad que está encerrada en el sistema y que no tiene las medidas suficientes para enfrentar esa realidad sin volverse loco o sin recurrir a los fármacos, y con la única certeza de que lentamente te va torturando.

Con historias trágicas y miserables, el montaje logra convertir este denso tema en una comedia que hace reír justamente por lo absurda que es la realidad en nuestro país. Hace cuestionar la falta de consideración, la subvaloración al trabajo y sobre todo la discriminación de clases y de logros educativos. Quien tiene la piel oscura y no terminó el cuarto medio está condenado a ser un subordinado y desdichado trabajador del cual los del alto cargo pueden abusar y sobreexplotar; mientras los cheques de los gerentes tienen una cantidad de ceros innecesaria y contradictoria para el tiempo que éstos le dedican a las labores.

La rebelión de los idiotas se podría contextualizar en cualquier sociedad subdesarrollada que lucha contra los aspectos negativos del capitalismo y su jerarquía económica, donde los que más dedican tiempo a su trabajo terminan convirtiéndose en robots del sistema, no pudiendo surgir ni transformarse como personas, sino que convirtiéndose en un medio, en un elemento artificial de una máquina que avanza sin parar. Lo que Nahuel revela con su aspiración al cambio es que hay otro mundo que hemos olvidado: el mundo de la naturaleza y sus ciclos, el de la libertad y la igualdad de condiciones que ésta le entrega. Por eso, esta obra apunta a reconocer las contradicciones del hombre y cómo éste las enfrenta hoy en día.El Guillatún

Exit mobile version