El Guillatún

Interpretación Latinoamericana del Butoh

Frente al MAC Parque Forestal se presentó «La historia de Chile» de Natalia Cuéllar

Frente al MAC Parque Forestal se presentó «La historia de Chile» de Natalia Cuéllar.

Acaba de terminar en Santiago el II Festival Internacional de Butoh, que tuvo una extensión en Concepción. Su propósito fue mostrar las tendencias actuales del Butoh, que dentro de un marco general de formas, movimientos y conceptos compartidos, ha ido evolucionando hacia formas diferentes.

El Festival permitió ver en Chile grandes maestras extranjeras y lo mejor del Butoh nacional. Desde Alemania donde residen, vinieron las maestras japonesas Makiko Tominaga, Minako Seki y Yumiko Yoshioka, de Francia vino Lucie Betz, de Argentina, Rhea Volij y de México, Eugenia Vargas. De Chile participaron las compañías La Ruta de la Memoria, dirigida por Natalia Cuéllar, Fuchen Butoh, de Concepción dirigida por Angélica Jara, Meconio de Valparaíso dirigida por Francisca Tuñón, Los ijos bastardos del Butoh, dirigida por Lobsang Palacios, Bayku dirigida por Andrés Gutiérrez, y cerró el festival Auca Butoh, dirigida por Carla Lobos, la iniciadora del Butoh en Chile.

Makiko Tominaga, con sencilla naturalidad, se ha erigido en los dos festivales como la respetada orientadora de todos los grupos; Minako Seki, que ya había realizado talleres de Butoh en Concepción, trajo una renovada expresión que llama «Butoh Luminoso», en contraposición a la «Danza de la Oscuridad» como se llama tradicionalmente al Butoh; Yumiko Yoshioka con sus brazos y manos reprodujo la elegancia del cuello de las grullas y con movimientos de su cabeza y pelo lanzó con gracia al aire la tierra de un montículo; Lucie Betz busca llegar a una relación esencial con el agua y la tierra a través de los movimientos de su cuerpo.

Dentro de una gran variedad de formas, el Butoh Latinoamericano tiene algunos rasgos coincidentes: tiene un fuerte compromiso político y social, busca en la historia las raíces del dolor, se centra en las violencias. Fuerzas ancestrales se manifiestan en los ritmos y los movimientos. A partir de situaciones cercanas, mira hacia el pasado y encuentra en los orígenes legendarios las primeras expresiones de violencia y sumisión.

Eugenia Vargas, vino desde México con su conjunto de cuatro ejecutantes. Su obra Espejo Negro tiene una coreografía creada por el maestro japonés Tadashi Endo. Su danza es ritual. Los espejos negros eran objetos de obsidiana, pulida hasta convertirla en espejo, cuyo fondo negro reflejaba una figura oscura, esfumada. La obra está dividida en dos partes, en la primera los sonidos de instrumentos antiguos y música electrónica nos traen sonoridades japonesas, los movimientos son lentos, contenidos y se construyen con los elementos de la gramática fundamental del Butoh. Una segunda parte se desarrolla con música latinoamericana; sus expresiones expresan conflictos y agresividad. La obra se construye con una muy marcada doble faz, el equilibrio oriental frente a la violencia que se vive en Latinoamérica.

La compañía La Ruta de la Memoria, dirigida por Natalia Cuéllar, busca impedir que se olviden los sufrimientos del tiempo de la dictadura. Fue el tema de su obra Cuerpo quebrado repuesta el año pasado para el Primer Encuentro Internacional de Butoh. En Xibalbá, estrenada el año 2012, fue hacia los tiempos ancestrales, en que bellas mujeres fueron ofrecidas en sacrificio a los dioses. En la obra de este año Los fragmentos de tu memoria, desarrollan una búsqueda de lo que es más propio. Cuerpos apilados, caídos o extendidos intentan alcanzar algo que se evade. De fondo escuchamos poemas que se refieren a la muerte. Como un signo de esperanza, esos cuerpos en desnuda precariedad encuentran lo que puede cubrirlos, y ya más integrados, se retiran del espacio ritual que es el escenario.

En una segunda obra dirigida por Natalia Cuéllar, La Muerte de Chile, presentada en el Parque Forestal, frente al Museo de Arte Contemporáneo, una machi mapuche, se acerca desde lejos con los movimientos propios de su danza al ritmo del kultrún que ella misma toca. Su baile solitario parece amenazar estructuras de poder; tres personajes oscuros, de negro, le quitan su manta y la golpean hasta darle muerte. Su cuerpo es depositado en uno de los cuatro ataúdes intervenidos por artistas plásticos.

Como retribución a lo recibido en los talleres que ofrecieron las maestras invitadas, un grupo de sus alumnos ofreció, al final de La Muerte de Chile, en el Parque Forestal, una serie de expresiones de danza, distintas según quien las ejecutaba, pero con un rasgo común, los movimientos eran de danza mapuche al ritmo de sus instrumentos ancestrales.

En la obra de Lobsang Palacios El clan de la cicatriz, ritmos ancestrales acompañan los movimientos del amplio grupo de danza, y la muy bella voz de la cantante lírica Paulina Villacura nos trajo también el canto mapuche con rasgos y resonancias que lo colocan en el rango de la mejor música vocal.

El conjunto Auca Butoh, dirigido por Carla Lobos, cerró el festival con una presentación en la escalinata y en el parque frente a la Casa de Cultura de Providencia. La presentación incluyó distintas expresiones de danza que tuvieron un punto destacado en los movimientos de banderas de la ópera china, también incluyó ritmos y movimientos de nuestros pueblos originarios.

En el Butoh de Latinoamérica hay grandes nombres, el año pasado vino Susana Reyes de Ecuador, este año Eugenia Vargas de México, el año pasado y éste, Rhea Volij de Argentina; ella domina en alto nivel las técnicas propias del Butoh, sin embargo su énfasis está en el sentido, forma y contenido no tienen separación, como tampoco se pueden separar el cuerpo del sentimiento. Para ella el Butoh es transformación, los movimientos conectan con el misterio, el alma queda abierta a recibir las fuerzas interiores y las que vienen desde fuera. Rhea Volij hace un Butoh que busca el sentido del ser, hunde sus bases en la tierra, investiga en las posibilidades del cuerpo, y todo siempre a través de la belleza.

El Butoh Latinoamericano sigue los flujos poderosos e inmanejables de nuestra naturaleza; toma conciencia de nuestra historia y, a través del movimiento sinuoso o quebrado, llega a la belleza. Es un movimiento de variadas expresiones pero que muestra un claro compromiso social.El Guillatún


La maestra japonesa Yumiko Yoshioka en su presentación en GAM.
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