El Guillatún

Tan lejos y tan cerca

Vitor Ramil

Vitor Ramil.

Brasil, país amplio (¿El más grande del mundo?) es en sí mismo un continente cultural, donde conviven miles de expresiones artísticas y acentos distintos, pero que hacia afuera nos proyecta casi sólo la imagen estereotipada del trópico, el carnaval carioca y el samba. Vitor Ramil, músico «gaúcho» (gentilicio de los habitantes de Rio grande do sul, el estado más austral del país) lleva toda una carrera de 30 años tratando de defender y difundir su «Estética del frío», como él bautizó a su creación (tanto musical como literaria) profundamente arraigada a su tierra, la ciudad de Pelotas, casi fronteriza con Uruguay… una región donde se toma mate, se entiende el español, se tocan milongas y a la gente del campo se les llama gauchos, al igual que en la pampa argentina; una zona tan lejana de nuestro frío austral hispanoparlante, pero tan cercana a la vez en su calma y melancolía, aquí a 30 horas por tierra desde este Santiago donde escribo.

Hijo de padre uruguayo y madre brasilera, Vitor Ramil entró por la puerta grande de la MPB (Música Popular Brasilera) cuando en 1981, y con tan solo 18 años, editó su primer disco y al poco tiempo la afamada cantante Gal Costa versionó la canción que le da título, Estrela, estrela. En los siguientes años se sucedieron discos entre los cuales destaco la sonoridad pop de Tango (1987), el inicio de su investigación en la cultura y música del Brasil sureño en Ramilonga (1997), los discos producidos por el músico argentino Pedro Aznar, Tambong (2000) y Longes (2004); y por último, el motivo de esta columna: la reciente edición de Foi no mês que vem, un trabajo doble y retrospectivo en donde Ramil reversiona 32 canciones de su discografía, contando con algunos invitados de lujo como Milton Nascimento, Jorge Drexler, Fito Páez y nuevamente Pedro Aznar.

Con una instrumentación austera, básicamente la guitarra de cuerdas de acero del cantautor como eje conductor al cual se le suman ocasionalmente percusiones, cuerdas y otras guitarras; Foi no mês que vem revisita canciones de los años ochenta que originalmente fueron grabadas con la sonoridad de esa época (Loucos de cara), abarca la investigación y pasión de Vitor Ramil por la milonga, antiguo género folclórico de la zona del Río de la Plata que sirve de motor para su «estética del frío» (Milonga de sete cidades), su cover de Joey, original de Bob Dylan y reversionada al portugués como Joquim; y unos magníficos arreglos de cuerdas en canciones como Livro aberto, que justifican plenamente esta relectura que surgió originalmente como complemento de un libro songbook editado este año también, donde 60 canciones están detalladas en letra y música, incluyendo algunas intrincadas afinaciones y acordes que hacen del estilo de Vitor Ramil en la guitarra un sello único.

Otra forma de acercarse a su obra y pensamiento, es revisar el programa de televisión argentino «Encuentro en el estudio», una extensa entrevista y sesión acústica en donde Ramil, en un perfecto español, se explaya acerca de su concepto integrador de la «Estética del frío», lugar geográfico y artístico que engloba expresiones e imaginarios del sur de Brasil, Argentina y Uruguay, y que se distancia críticamente del Brasil tropical del cual forma parte por un asunto geopolítico. Ramil hace música desde un lugar personal como pocos, y su bandera de lucha lo ha mantenido siempre en un plano discreto en su país, mal que mal, a comienzos de los noventa renunció a su vida e incipiente carrera artística en Río de Janeiro y regresó a su natal Pelotas a escribir las que serían sus obras más contundentes y a la vez puertas de entrada al cono sur hispanohablante.

En lo personal, conocí la música de Vitor Ramil hace varios años a través de su alianza con Pedro Aznar como productor. Lamentablemente nunca pude verlo en vivo, pues la única vez que se presentó en Chile fue abriendo un concierto de Aznar a mediados de la década pasada al cual yo no asistí y tampoco tuve idea previa de esa participación, de la que recibí muy buenos comentarios al día siguiente. Unos años después su música me sería recomendada en un inbox de Myspace por su amigo Jorge Drexler, lo que se dice un grado de separación.El Guillatún

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