El Guillatún

De realidad y no ficción

Si escuchas atentamente

Imagen del documental «Si escuchas atentamente» (2015).

Octavo básico, cuatro protagonistas, un colegio en la periferia de Santiago y algunas profundas preguntas sobre el futuro que les espera, permiten describir el escenario de fondo de la primera entrega del realizador nacional Nicolás Guzmán. Apostando por una temática y puesta en escena bastante interesantes, debuta con el documental Si escuchas atentamente (2015), actualmente en cartelera en varias salas a lo largo del país.

Comienza con las imágenes de una sala de clases, donde los alumnos del último año de la enseñanza básica comparten un diálogo a regañadientes con su profesora, quien trata de captar su atención con bastante más entusiasmo que éxito. La distancia que se genera entre ambos mundos en la sala de clases, resulta ser determinante para lo que resta del film, de alguna manera se anticipa que los intereses y el mundo en el cual los protagonistas parecen sentirse más a gusto, se encuentra en un lugar muy distinto de aquel que se exhibe en los primeros minutos.

El relato se centra principalmente en la historia de cuatro niños que comparten un mismo escenario: saldrán de octavo básico, completando su ciclo en el colegio al que asisten y deben continuar la enseñanza media en otro establecimiento. En este escenario, los cuestionamientos sobre su futuro aparecen marcando un hito determinante en sus historias personales, y se constituyen en la línea central que sigue el documental. «No quiero ser como creo que voy a ser» sentencia Francisca, y «ser mejor que mi papá… igual tengo rencor con él» relata Nain, son algunos de los importantes descubrimientos con los que el espectador se encuentra.

Los cuatro retratados tienen propósitos diferentes: Francisca quiere dejar todo atrás y comenzar de nuevo en otra ciudad; Nain pretende vivir en el campo y pasa gran parte del tiempo en que no está en el colegio con su caballo; Scarlette dice que le gustaría estudiar pero le resulta difícil ir todos los días a clases; y Javiera pretende conocer Inglaterra y hablar otro idioma. Es en este punto donde el título de esta producción debiera entregarnos luces sobre su interpretación, es por esto que escuchar atentamente estas elucubraciones no es una sugerencia, sino un mandato ineludible.

Desde una perspectiva técnica, la manufactura de Nicolás Guzmán entrega momentos de indudable calidad estética, con una gran sutileza al servicio del objeto final. Probablemente la simpleza y gracia con que son tratados algunos extractos de la vida de estos niños, entregan un dinamismo importante a la cinta, y además, permite que las propias imágenes entreguen pistas de la interioridad de los retratados. Así, la dirección de fotografía ostenta matices muy interesantes, se muestran los ambientes donde estos jóvenes están más a gusto como si fuesen lugares muy distintos a aquellos donde transcurre lo cotidiano, como dos escenarios distintos, pero que al final, decantan en los mismos grises con los que se da inicio a la crónica.

La cercanía que se logra parte en cierta medida desde la temática, pero también desde lo técnico y se complementa con la propuesta de fondo, elementos que permiten realizar una especie de revisión al género del documental. Quizá las problemáticas sobre este tipo de realizaciones como género cinematográfico, y de la categorización como «cine de no ficción» de estas entregas, quedan un poco estrechas desde lo que vemos en este caso. Es por esto que la «no ficción» no es capaz de abarcar lo que se nos revela, en cuanto a que los intersticios a los que da lugar esta denominación no aguantan la bocanada de realidad pura que constituyen estas imágenes. Lo que se presenta en esta ocasión permite definir este concepto limpiamente y armar una especie de definición muy instintiva del género, como una especie de fotografía razonada, y eso es gran parte de lo que hay si se «escucha atentamente» lo que se muestra.

En cuanto a la narrativa, se evidencia una especie de relato desestructurado en un comienzo, pero de algún modo —y gracias a la técnica— el guion comienza a tomar forma a medida que son los niños los que hablan. En ese sentido, la limpieza en la construcción de estas ideas, resulta ser un gran trabajo de interpretación de las imágenes, sin alterar lo que se trata de mostrar, sin adornarla con excesos de estilo y alejándola de la mera «no ficción».

El documental ha seguido un importante recorrido por el país, se trata del estreno de julio en Miradoc, y tiene programado funciones en varias regiones: Arica, Iquique, Copiapó, Rancagua, Valdivia y Coyhaique son algunas de las ciudades en las que se presentará durante este mes en nuestro país. Asimismo, en Santiago se encuentra en cartelera en la Cineteca Nacional del Centro Cultural La Moneda, y en el Centro Arte Alameda.

Las razones por las cuales Si escuchas atentamente es una opción tan atractiva en la cartelera nacional pueden ser complejas de abordar, y sin duda que merecen ser leídas desde distintos enfoques por los espectadores. Por un lado y de manera inevitable resulta que se despliega como una fotografía, una especie de exposición en primera persona de la educación entregada a cierta parte de los jóvenes, que parece no ser capaz de ofrecerles un camino claro para su futuro. De esa manera, las historias personales de cada uno de ellos y sus conclusiones resultan ser bastante complejas para personas que han vivido tan pocos años. Quien mira este documental, debe tener en claro que su título no es trivial, ni es una recomendación, se trata de una imposición para sumergirse en una realidad que se nos enseña.El Guillatún

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