El Guillatún

Lo que dejó el 2013 y lo que viene para el 2014

Gloria

Gloria

Comienza un nuevo año y resulta ser un buen momento para analizar las películas nacionales del extinto 2013 y apostar por las que se estrenarán en los próximos doce meses. Todo esto desde la ventana que abre la Cineteca Nacional con su festival de cine realizado en diciembre, que exhibe las obras destacadas del año recién terminado y realiza algunos pre estrenos de lo que se podrá ver en la cartelera más adelante.

La cinta más exitosa de 2013 es Gloria, de Sebastián Lelio, sin ninguna duda. Ya sea analizando la película en sí misma, la cantidad de espectadores que la vieron y los premios obtenidos (Oso de Plata para Paulina García como mejor actriz en el Festival Internacional de Cine de Berlín). Esta última entrega llega a conformar una gran obra en la que ha ido trabajando el director nacional, con otros puntos altos en su carrera con el hastío adolescente de Navidad y la inmediatez de El año del Tigre. Gloria actualmente sigue su carrera por estar entre las películas de la competencia internacional de los premios Oscar, por lo que solo queda esperar y ver si supera lo realizado por No, que llegó a la ronda final.

Otras películas que sobresalieron son Las cosas como son, de Fernando Lavanderos; De jueves a domingo, de Dominga Sotomayor; y Carne de perro, de Fernando Guzzoni. Todos directores jóvenes, especialmente los dos últimos que nacieron a mediados de los años 80.

Luego de ver estas películas quedan muchas expectativas respecto a lo que estos directores pueden lograr, considerando que para Sotomayor y Guzzoni las obras mencionadas fueron sus primeros largometrajes de ficción y el segundo de Lavanderos. A partir de las oportunidades económicas, de producción, residencia y contactos que otorgan los premios en los distintos festivales que han ganado estas películas —que son muchos y no va al caso reproducirlos cada uno en este artículo— y la maduración de los directores en cuanto artistas, se hace necesario tener a estos autores en la mira y estar atentos a sus próximos proyectos, pues talento hay.

Respecto a las películas que estarán en cartelera durante este año hay una sensación de ambivalencia entre la calidad de éstas y los espectadores. Si bien películas como El gran circo pobre de Timoteo, de Lorena Giachino; El verano de los peces voladores, de Marcela Said; y Ver y escuchar, de José Luis Torres Leiva, son apuestas seguras como objeto de arte —guiones dinámicos, delicadas fotografías y direcciones precisas— es difícil que el público general llegue a verlas debido a los registros más artísticos y menos comerciales en los que se mueven. Este dilema, que no es propio de Chile, sino que le sucede a Argentina también —por dar un ejemplo—, no puede dejar de eludirse, pues en el país se están realizando excelentes películas —premios incluidos— pero éstas no son vistas por el público masivo, sino que sólo las aprovecha una elite local. Entonces se vuelve necesario plantear la discusión y ver qué es lo que sucede, si es que el arte cinematográfico local apunta más hacia los festivales extranjeros, si al público chileno no le interesan las realizaciones nacionales o una combinación de ambas. Y desde ahí plantearse los nuevos desafíos para la industria. Pues el cine necesita espectadores en las butacas.El Guillatún

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