El Guillatún

Encerrarse a jugar

Hide and seek

Hide and seek.

En Inglaterra cuatro jóvenes llegan a vivir a una gran casa en medio de la naturaleza. En ese lugar comienzan a romper la estructura clásica de las parejas al ir rotando el acceso a la pieza principal abarcando todas las probabilidades de unión entre los cuatro.

Hide and Seek es la historia de una burbuja en el campo en la que ingresan estos jóvenes para descansar un rato del mundo y, principalmente, de las relaciones personales que mantenían ahí. La casa se ve como una isla, una utopía llena de actividades, juegos y la entrega corporal y espiritual de Leah, Max, Charlotte y Jack.

Pero lo anterior tiene un punto de quiebre cuando Simón —ex pololo de Charlotte— ingresa a la casa y no entiende lo que pasa en el lugar y luego, cuando ya sabe de qué trata todo, lo cuestiona. Él es el único que no pertenece a ese lugar y es el personaje extraño en este nuevo mundo que no puede compartir. De ahí en adelante continúan los juegos diarios y los placeres del cuerpo, hasta que en cierto punto se comienza a instalar la idea del amor, o de la exclusividad de la pareja en algunos de los presentes.

La directora Joanna Coates muestra este espacio nuevo, alejado de las convenciones sociales, con especial delicadeza. La cámara se mueve suavemente entre las habitaciones de la casa, a veces espiando y en otras ocasiones acompañando los movimientos de los jóvenes cuando bailan, actúan y juegan.

La casa se muestra como un lugar protegido. La imagen de los interiores es cálida, acogedora, y acompañada de los utensilios retro de la casa, tiene un tufillo a los mundos creados por Wes Anderson. Así también el humor, que es en base a los juegos de los jóvenes. Pero todo muy medido, como una especie de desorden delimitado. Y todos muy bien vestidos, todos con mucha onda.

Las actuaciones funcionan bien en el sentido de que tras las risas de los jóvenes en sus actividades diarias, en algunos momentos se les escapan miradas inundadas por el miedo, ese susto de estar en nada, perdiendo el tiempo, quedándose solos a pesar de estar acompañados. Pero en las escenas de sexo los gestos son extremadamente alegres y placenteros, marcando contrapuntos de comportamiento pero sin demasiada fanfarria, sino que sutilmente.

Hide and Seek es una película linda y a ratos entrañable. Ocupa bien el humor, las sutilezas y la desnudez de los cuerpos. Corría el riesgo de caer en la banalidad de mostrar las relaciones libres y complacerse en una especie de soft porno, pero acá los guiños están en la inocencia y la sensación de lugar protegido. Esta no es una película extremadamente conmovedora, pero tiene algunas secuencias tan llenas de vida que dan ganas de irse un tiempo al campo a encerarse en grupo y ver qué es lo que pasa.El Guillatún

Hide and Seek está en la competencia de largo internacional del Festival de Cine de Valdivia.

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