El Guillatún

Un camino sin desvíos

Génesis Nirvana

Génesis Nirvana.

Patricia (Mariana Loyola) llega a su departamento y se desmorona. Luego de conocer la sentencia que dejará en libertad a su ex pareja que asesinó a su hija pequeña Génesis Nirvana, cae en llanto, rompe lo que esté a su alcance y comienza a grabar con una cámara todo el proceso para la obtención de venganza.

A través de la cámara subjetiva se accede al interior de Patricia, la que va contando de manera atropellada y dolorosa la historia de su hija y de su muerte. Todo esto en medio de la búsqueda de una pistola que la lleva a una armería, una población y una iglesia.

Génesis Nirvana, del director Alejandro Lagos, pretende una cercanía total con la protagonista y desde ahí entender su dolor y apoyar su causa. Para eso se vale de la cámara subjetiva, de delirantes diálogos íntimos y de la respiración entrecortada de Patricia que se escucha a lo largo de todo el filme. Pero esto no es suficiente. El recurso estético del uso de la cámara sólo evidencia un objetivo, pero no logra más porque para eso debe apoyarse en un buen guión que sostenga dicha intención.

La película es una línea recta argumental. Si bien Patricia tiene algunos obstáculos para la obtención de venganza, éstos no significan ningún cambio en su camino, sino que solo un pequeño desvío para luego seguir hacia adelante. Es cierto que la protagonista con el paso de los días y la proximidad de la libertad del asesino actúa de manera más irracional y violenta, pero no llega a sentirse como un proceso de hundimiento.

La película se centra en un contexto de marginalidad de sus personajes, los que se mueven por barrios llenos de tierra y alejados de cualquier imagen de país en vías de desarrollo. Mariana Loyola intenta sostener un lenguaje asociado a esa realidad y a ratos lo logra. Alejandro Lagos pone el foco en «el otro Chile», ese que no es lindo, que está hacinado, huele mal y sus habitantes ni siquiera obtienen justicia, por eso deben buscarla por su cuenta. Lo bueno es que Lagos no hace una caricatura de ese sector, sino que intenta retratarlo con verosimilitud. Es cosa de ver el vestuario y la dirección de arte, muy acertados, cosa que también sucede con el lenguaje utilizado por los personajes. Sobre ese punto es muy bueno el uso que le da Paulina García, que con solo una escena logra destacar y mostrar, una vez más, lo buena actriz que es.

Génesis Nirvana está muy lejos de ser una buena película, tiene graves problemas de guión, se la juega por una estética que resulta vacía, tiene un montaje que no opera desde la sutileza, sino que es bastante básico en algunas secuencias y Mariana Loyola no tiene la capacidad de sostener un protagónico que requiere una performance espectacular, ya que no hay muchos roles en el filme. Lo que se rescata es la mirada hacia un sector casi olvidado por las producciones locales que se estrenan comercialmente y que el director es capaz de captar ciertas conductas propias de esos barrios bajos.El Guillatún

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