El Guillatún

Limpias y cuidadas movilizaciones

El vals de los inútiles

El vals de los inútiles.

Durante las movilizaciones estudiantiles de 2011, además de las marchas, se realizaron distintos tipos de actividades y performances. Una de ellas fue la corrida de 1800 horas por la educación. El documental El vals de los inútiles recoge las historias de Miguel Ángel y Darío, quienes se mueven en distintos puntos de la movilización, pero coincidiendo en la mencionada corrida. La película relata la vuelta a los temas políticos de un sexagenario profesor de tenis y el ingreso a ese mundo de un joven estudiante.

Edison Cajas, director del documental, elige a dos personas que no son de la primera línea del movimiento estudiantil, sino que son sujetos anónimos, ciudadanos comunes. Miguel Ángel pintaba paredes y entregaba panfletos a fines de los 70, pero el 2011 sentía que se había convertido en un burgués, que se acomodó entre su casa y el trabajo. Por su parte, Darío estudia en el Instituto Nacional, liceo emblemático del país que estuvo ocupado por sus alumnos. Así, Darío participa de la toma, pero no es de los que dicen los discursos ni de los que toman las decisiones, sino que es más bien un espectador, un sujeto que desde el silencio acompaña al espectador en el viaje al interior del establecimiento educacional y de las movilizaciones.

A pesar de que las marchas, las manifestaciones y las ocupaciones, generalmente son grabadas con cámaras en movimiento, situadas desde la subjetividad de los participantes bajo una estética caótica, Cajas opta por la estilización, con planos limpios y cuidados, situándose como un observador. Aún así hay minutos donde decide capturar las acciones de forma más íntima, con un acierto en la cercanía y naturalidad lograda en las escenas de la toma del instituto. Evitar el lenguaje televisivo de estos hechos no alcanza a ser un mérito en sí mismo, el valor está en que el lenguaje cinematográfico escogido sea capaz de llevar adelante, de la mejor forma, la visión del director. Cuestión que aquí se logra frente a la idea de estos sujetos del montón, que son unos más dentro de algo grande, incontrolable, que los envuelve y absorbe.

La ficcionalización de escenas no es un problema en cuanto a recurso, sino en la implementación. Hay escenas que aparecen elementos que remiten al año 2012, cuando la película es sobre las movilizaciones de 2011. Son descuidos que al inducir a la confusión, se convierten en errores.

Edison Cajas no recurre a un ritmo vertiginoso, sino que relata la historia de manera cautelosa, paulatina. No se desgasta en los primeros minutos explicando situaciones, contextualizando y presentando a los personajes. Sino que avanza despacio en la conformación del relato.

La película va más allá del panfleto, en ningún momento hay alusiones directas al espectador para que tome una postura, lo que no elimina la indudable simpatía que tiene respecto a las demandas de los estudiantes. Lo que sí pretende es entregar una visión de un movimiento estudiantil en un momento determinado, dicha visión es preferentemente contemplativa y parcial, pues en ningún momento tiene la arrogancia de querer abarcar la movilización en su totalidad, sino que lo hace desde una actividad y personajes determinados, entregando un registro respecto al comportamiento de ciudadanos cualquiera frente a un clima social envolvente.El Guillatún

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